domingo, abril 30, 2006

DEL SUICIDIO DE SYLVIA PLATH (1932-1963)

En su diario se agolpan las referencias: "Morir es un arte... Lo hago excepcionalmente bien". A un personaje le describe como "...era tan meticulosa para suicidarse como para la limpieza de su casa".

El último poema que escribe, la víspera del suicidio, es una despedida irrevocable.

FILO

La mujer alcanzó la perfección.
Su cuerpo
muerto muestra la sonrisa de realización;

la apariencia de una necesidad griega
fluye por los pergaminos de su toga;
sus pies
desnudos parecen decir:
hasta aquí hemos llegado, se acabó.
Los niños muertos, ovillados, blancas serpientes,
uno a cada pequeña
jarra de leche ahora vacía.
Ella los ha plegado
de nuevo hacia su cuerpo; así los pétalos
de una rosa cerrada, cuando el jardín

se envara y los olores sangran
de las dulces gargantas profundas de la flor de la noche.
La luna no tiene por qué entristecerse,
mirando con fijeza desde su capucha de hueso.
Está acostumbrada a este tipo de cosas.
Sus negros crepitan y se arrastran.

(De Ariel, 1965)

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