lunes, noviembre 21, 2016

Negrura de mar

"Pasaste por mí... ¿yo por ti?
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NEGRURA DE MAR

Era esa noche en que la luna me miraba
como queriendo remendarme
Traías tu cabellera larga y tus senos en mi vista
pero le diste forma a otra ola
La despedida fue mejor que el encuentro
y ya lo intuía cerca de la rompiente
Sabíamos que allí nadie nos buscaría
sólo el rubor de las manos torpes
Cuánto hubieras sido más tú
en mis caricias de hoy a mis años
Hubo el paso de tus caderas en las mías
y las palabras no echaron raíces
… ya ni las recuerdo… sólo lo hago con el silencio
Uno lleno de exilios y de marítimos besos
que fueron un sello para miles más de lunas
Sólo esta noche oyendo a Cohen
viniste a mí con tu sonrisa tras el brillo negro
de tu cabellera mitológica
No te censuro… sólo te reconozco
No te juzgo… sólo te glorifico
No te llevo a ningún altar
en esta noche en que vuelvo a mis años
de mar y de infestas risas tuyas

Francisco Pinzón Bedoya ©




jueves, noviembre 17, 2016

Pequeñinas





Unas amarillas que se asomaban
por entre un sol de final de tarde,
arriba... en Santa Elena.



Ese jardín que nos corona con colores
y hermosos arreglos flambeados
por natura







miércoles, noviembre 16, 2016

Pedido II

"Sé certera, sé tú"
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PEDIDO II

Vuelve pronto
entre el lenguaje ansioso
de mis pobres delirios
como el ser que entiende
que desafía
mis soledades instantáneas
para colgar de otros diarios
aquello que no alcanzo
siquiera a dejar
al arbitrio de la historia
... tal vez de una
que con pocos visos de certeza
pondré a disposición
de algunas miradas sinuosas
que quisieran preguntar

Francisco Pinzón Bedoya ©





lunes, noviembre 14, 2016

Se parece al cielo

"Pasas y te quedas en el sueño"
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SE PARECE AL CIELO

Mi desconcierto es tu boca
y la forma en que me miras
Mi deriva se ancla a tu espalda
y enloquecemos en la conjunción
La entrega se eleva sobre los dos
en una danza que fluye y desborda
Podríamos volar y ser estrellas
en esa consonancia sustancial
Nunca llegamos a agotar
los motivos de hallarnos temblando
Cuánta ficción se hace verdad
en este tiempo de deleite

Francisco Pinzón Bedoya ©






sábado, noviembre 12, 2016

Hybiscus Grandiosa







Un regalo propio de Pacha Mama
para mis ojos que lo agradecen...

Ojalá los de ustedes... también

NEL BLU DIPINTO DI BLU







NO ES UN POEMA

El amor y las gotas
florecen en azul
como una ofrenda

Entregan su belleza
y su candor de aromas
en un solo canto

Francisco Pinzón Bedoya ©









lunes, noviembre 07, 2016

Espiga azul



Una espiga de una de las tantas variedades de bromelia
que se dan por esta tierra bendecida por un trópico
.... ¡espectacular!



Una vez hubo...

"Estos colores aún los vivo en el patio de nuestra casa"
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UNA VEZ HUBO...

Delante de mi casa hubo fincas y aldabones y mugidos de vacas esperando su ordeño. Fuimos los primeros en “colonizar” terrenos ancestrales de labranzas de centurias antes que nosotros.  Por el suroriente había un humedal donde en tardes de lluvia se alcanzaban a ver las garcetas y los alcaravanes.  Las mañanas estaban llenas de neblina, y de rocío se cubría el pasto que hacía brillar el sol de los caminos.  Algunas cuadras abajo, donde apenas “la civilización” iba avanzando, algunas casas bifamiliares disfrutaban de ser casi todos trabajadores de la misma empresa, y era un barrio de familia aunque ya se luchaba por instalar la primera antena parabólica que contaba que existía Laura en América.  Era infaltable algún tipo de abrigo para bajar las nueve cuadras hasta donde pasaba el bus, ése que me llevaría al laburo de aquel tiempo.  Las ardillas, las torcazas, algunos loros bullosos, rondaban las copas de los árboles, especialmente los de mango y aguacate.  Cuando el guayacán amarilleaba el frontis del horizonte, mi vista se deslumbraba en oros y algunas deidades se dignaban bajar a broncearse entre tanto azul de fondo en esos días de intenso sol.  Un par de señores llenos de canas, padre e hijo después supe, me saludaban mientras yo paseaba en su coche a mi bebé por un camino empedrado, mostrándole el aire nuevo a que lo había traído a crecer.  Ellos cultivaban las más bellas orquídeas (Catleyas me decían) en el más asombroso color lila que hubiera visto.  Se daban por cientos en las canastas adosadas a los árboles a la entrada de su casa. Era sólo salir a pasear y encontrar el olor de la quebrada y del bosque. Aún el yaraguá esplendía con su mota blanca por sobre algunas parcelas y llenaba la nariz de su aroma inconfundible.  Los árboles de pomarrosa floreaban al tiempo, y en un instante había cosecha que era esperada por cientos de ardillas, pájaros y hasta alguno que otro mico que nunca se dejó ver. A pocas cuadras, los vecinos discutían el cómo y el cuándo de su acueducto veredal para las necesidades de sus fincas-casas donde habían nacido viendo crecer la ciudad que ya les “llegábamos” a sus pies.

Hoy, me lleno de suspiros y remembranzas.  Mi casa está rodeada ya de edificios de veinte pisos o más.  El ruido lo invadió todo.  Motos, buses, carros de basura, gaseosa o leche, estridencias de descerebrados en una seudotaberna de la esquina los fines de semana y los días festivos de fútbol ahogan el espacio.  El aire se calentó y el verde de los bosques va muriendo aceleradamente.  Los sacos se han cambiado por ventiladores y bermudas.  La quebrada que pasaba por el medio del bosque hoy es apenas un hilo hediondo de algas, lama y mugre.  El croar nocturno de las ranas es acaso un delirio sin sustento de los veteranos que nostalgiamos en silencio.  Algunas guacharacas desesperadas todavía navegan por las copas de algunos árboles sabiendo que serán sus últimos vuelos.  Las mañanas ya no son sino eso, recuerdos.  Algún criminal nuevo rico en su nueva mansión de mármol, exportador de sueños blancos al norte, quema toneladas de pólvora casi todos los días porque sí o porque no, y el desespero lleva al suicidio de miles de mascotas porque su oído se les reventó hace mucho rato. Nada de lo que era es más. La ramplonería invade las calles que tuvieron que ampliarse para soportar tanta contaminación.  La “ciudad” ya nos tragó.  Somos deglutidos y ya al albor de la vejez estamos condenados a ser expulsados.

Por fortuna, me digo, mis hijos ya crecieron y son aves que vuelan por el mundo con sus remembranzas de haber vivido en un edén temporal que los acogió en sus primeros años.

Francisco Pinzón Bedoya ©
23/VIII/2016







sábado, noviembre 05, 2016

Bella sorpresa

(Tomada en el patio de nuetrsa casa en Envigado - Antioquia - Colombia)


Ella se aprovecha de su similitud con las orquídeas

Es un flor tripartita

Bella y elusiva por su fragilidad


Es pasajera

Si la muerte toca mi vera

"Tú sí verás cuando mi verbo muera"
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SI LA MUERTE TOCA MI VERA

Si una noche asesinan mi verbo
y vuelvo a ser esclavo del silencio
sé que me saldrán letreros y alborozos
porque no puedo dejar de que me nazcan
los versos coloridos que más quiero

Es mi sangre y mi columna vertebral
quienes se nutren de sílabas y cantos
de estampas y decires / de derivas
de múltiples y obscenas formas
de cambiar el camino conocido

Por ello... ando en la vaguedad del sentir
donde todo está cerca y todo está lejos
en una simultánea que me aqueja
y me hace responder con excesos
que me permiten... decir y explayarme
cual sierpe fabulosa o nube en contravía

Francisco Pinzón Bedoya ©








miércoles, noviembre 02, 2016

Anturio de vida




Así la vida se manifiesta,
plena de colores
y en su inconfundible belleza...
me ama

Mirada Fresca

"¡Sal de tu escondite!"
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MIRADA FRESCA

Corriente azul-tridente
espacio de silencios-madrugadas
Se siente un viento en su cantar
que altera la paz del horizonte
Los ojos tímidos musitan
lamentos profundos-náufragos
para exorcizar los pasos-idos
Las bocas-besos (bocas-gritos)
tienen secuencias innombrables
y la piel... se aleja de los recuerdos
Sólo la mirada que devuelve
el espejo desconchado
atestigua el clamor
de un alma... otrora enamorada

Francisco Pinzón Bedoya ©




martes, noviembre 01, 2016

Doble faz

"De la realidad a la fantasía"
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DOBLE FAZ

Tal vez me muevo con mis apegos
hacia los territorios de la nada
donde pululan las mentiras y los ocultos

Es posible que esté en el juego
de saborear el peligro inminente
y sentir que no fue la muerte cercana

Me creo a veces la ilusión del desespero
de ser el centro de miles de voces ilusas
que anhelan asaltar mis secretos peregrinos

Me figuro que en la cima de mi egoísmo
soy el mismo bufón inseguro y tímido
que gustaba de tremolar en solitario

No he podido discernir si el yo que muestro
-la cara oficial que me mueve y me define-
es el mismo que desde una inconsciencia manda

Puede que en otras noches blancas y de luces
me vean al espejo donde me instalo
y sepan de la horrible podredumbre que escondo

Pero quizás no sea así... me veo como la vida
rodeado del contradictorio que soy como una forma
de poder tener cómo gestarme y preferir un camino
... uno donde tenga mi sonrisa y todo lo que amo


Francisco Pinzón Bedoya ©




Voy por ti

        VOY POR TI   Siento en el aire un aleteo que me trae tu presencia fugaz / imperceptible Te refugias en tu simiente ...