viernes, abril 18, 2014

Tragedia II

"Su mirada perdida... se perdió"
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TRAGEDIA II

En un campo enmohecido
florece una silueta
que se aprieta contra la pared
se escurre / como que se deslíe
mientras una media sombra
gira en torno a su luz de moribundo
Huye de los espejos y los días
porque cada uno de ellos marca
su gloriosa llegada a sus cercanos
que ni lo reconocerían con sus versos
en su extraña piel de vicios y flaquezas
Ya no sabe cómo es su voz
porque en medio de sus ojos
sólo medran algunos coros que desde un siempre
le han hablado de temas en varios lenguajes
que se salen de los libros que recoge
Sus abismos hace tiempo lo deglutieron
en una horrible cena de demonios
que se disputaban piltrafas y efluvios
condimentados con parrafadas ininteligibles
Ya no tiene conciencia de su paso por la tierra
y para esos otros habitantes… no existe
Recuerdos no es lo que lo mueve
y dentro camina solo la bestia enajenada
Una luz de un destello da en su cara
antes de que un frenazo y un grito atormentado
fueran lo último que sintió aquel que lo atropellara
En el aire no queda algún ser que llore
o extrañe a aquel que en otros lares
fuera tal vez… un poeta de las nubes
No tuvo nombre ni deudos ni allegados
y es… una bolsa más en la parte trasera de la morgue

Francisco Pinzón Bedoya ©





sábado, abril 05, 2014

36-14

"¿Balbuceas?"
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36-14

Alguien vendrá con un idílico grito
y tomará contigo ese delirio incipiente
con que presentas toda esa belleza de vida
Me recreo con esa exhibición impúdica
con que adornas el aire con que apareces
y aunque no me creas / sólo imagino
completo / adiciono / me solazo
con todo lo que me falta de ti y no conozco
Alguien aprenderá de tus gamas de amar
y yo ya soy el testigo primero transitorio
de esa forma exultante que paseas frente a mis ojos
que ya han visto tibiezas y muchas lunas
pero en esta mañana digo: “¡Ninguna como la tuya!

Francisco Pinzón Bedoya ©








Tal vez alguna tibieza se cuela en las manos
o en los ocultos torbellinos del silencio

Hacia la suerte

      HACIA LA SUERTE   Tú frotabas la lámpara y pedías deseos pero siempre había un pero o una disculpa Yo veía cómo te despedías de cada d...