Palabras, imágenes, colores, nostalgias, algunas melancolías y algunos escritos, tan personales como mis ojos, están a su disposición... y a la sonrisa de quien se quiera reír con ellos, al grito de quien los quiera comentar...
domingo, septiembre 30, 2018
jueves, septiembre 20, 2018
Carné de Aprendiz
Carné
de Aprendiz
“Ya me atrevo a superar la
poesía”
Entrevista con Francisco Pinzón Bedoya
Cuando me entrevisté por primera vez
con el ingeniero Francisco Pinzón Bedoya, en la cafetería del edificio El
Paraninfo de la Universidad de Antioquia, él acariciaba un proyecto de libro de
poesía que quería que la Fundación Arte & Ciencia le
publicara. Desde ese momento percibí en sus textos una sensibilidad musical.
Leí sus versos, avanzamos durante varias reuniones y alcancé a proponerle dos
ilustraciones para la portada del libro, elaboradas por Saúl Álvarez Lara. Era
el año 2004 (si mal no lo recuerdo). Pero cuando íbamos a entrar de lleno en el
proceso de edición, después de cinco meses de relecturas y conversaciones, él
desapareció. Aún conservo las bellas portadas de Saúl. Aquella primera
experiencia me anunció a un hombre tímido, riguroso y que necesitaba tiempo.
Pasaron 15 años para encontrarnos de nuevo, pero esta vez no venía con versos,
sino con otro propósito muy definido: quería aprender a narrar, a escribir
cuentos.
La poesía sin estética no lo
convencía y creía, como Stevenson, que la prueba de fuego de la poesía está en
la prosa. De esta forma ingresó al Grupo Literario El Aprendiz de Brujo que se reúne los sábados, y se entregó por
completo a la aventura de aprender a leer y a escribir de nuevo, que son las
máximas búsquedas del Grupo. Le atrapó la propuesta de llevar un Diario
literario, de atreverse a leer con otros faros a los grandes maestros y de
explorar con mirada crítica los propios ejercicios escritos y los de los demás.
Y este aprendiz cayó bajo el embrujo de esa libertad de leer y escribir sin los
patrones academicistas, desbaratando títulos, escarbando primeros y últimos
párrafos, torciéndoles el camino a los personajes para jugar a nuevos destinos,
y probando nuevos desenlaces. En esa fragorosa atmósfera desmitificadora, se ha
atrevido a compartir varios de sus escritos que llenan de entusiasmo sus ojos y
despiertan el interés de los contertulios.
En
la presente entrevista nuestros lectores podrán percibir en qué va la riqueza
de su búsqueda, el ahorro de palabras para ensanchar las sugerencias y su
alegría de aprender a aprender, porque no quiere “olvidar de dónde vengo y qué
soy”.
Francisco
Pinzón Bedoya. “Tolimense de hechura Caribe.
Ingeniero en ejercicio durante más de 40 años, desde Bucaramanga hasta Medellín
donde echo raíces. Soy el resultado de una búsqueda de ser en letras y en
pétalos, como expresión de mi sensibilidad profunda, además de padre, esposo y
buen amigo de muy pocos. Amante de la salsa, el son, el vallenato clásico, y el
ron o el whisky”.
P. ¿Cuál es tu gracia?
R. Tomo riesgos, asumo la vida como llega y pongo un sello en lo
que escribo y enfoco: poesía y belleza. En imágenes, navego por el ensueño de
la mirada distinta de las flores que me rodean. A eso le sumo mi compromiso
conmigo mismo y mi espontaneidad para compartir.
P. ¿Y tu desgracia?
R. No saber tocar un instrumento musical: mínimo, la guitarra, y no cantar como yo quisiera, mi voz nunca tuvo el tono de mi voluntad. Hubiera querido musicalizar algunas de mis poesías, ya que me precio de tener un excelente oído.
R. No saber tocar un instrumento musical: mínimo, la guitarra, y no cantar como yo quisiera, mi voz nunca tuvo el tono de mi voluntad. Hubiera querido musicalizar algunas de mis poesías, ya que me precio de tener un excelente oído.
P. ¿Crees que has avanzado como
lector, como escritor? ¿Por qué?
R. Como lector aún mantengo el mismo ritmo de siempre y debo disponer de más tiempo, que ya llegará, Aún no avanzo como quisiera para ser más universal. Lo que sí tengo claro es que debo ser selectivo.
R. Como lector aún mantengo el mismo ritmo de siempre y debo disponer de más tiempo, que ya llegará, Aún no avanzo como quisiera para ser más universal. Lo que sí tengo claro es que debo ser selectivo.
Poema
de Francisco Pinzón Bedoya publicado en la edición 96 de EL PEQUEÑO PERIÓDICO e
incluido en la antología La última página, con motivo de los
30 años del periódico.
Como
escritor, ya me atrevo a superar la poesía, a abordar el relato y el ensayo,
aunque persigo con limitaciones el cuento y mucho más lejos, para un mañana, la
novela. No me limito sólo a lo que me gusta pues he empezado a tocar temas a
los que le huía por temor o dolor, como la muerte o el suicidio.
P. ¿Cuál fue el primer libro que te
impactó?
R. En 1975, el primer volumen de Archipiélago Gulag del escritor ruso Aleksandr Solzhenitsyn. Es una ironía porque es un conjunto de historias sobre la represión en la URSS, conseguido a través de los compañeros de la Juventud Comunista (Juco) en la universidad, como el gran boom que desenmascaraba al otro imperio. Gulag es miedo y todo lo que estar bajo el régimen conllevaba. Lo curioso es que del impacto sólo recuerdo el dolor que me transmitieron esas torturas que ahora se parecen a las que padecieron los detenidos de los campos de concentración nazis o los que se padecen en Guantánamo.
R. En 1975, el primer volumen de Archipiélago Gulag del escritor ruso Aleksandr Solzhenitsyn. Es una ironía porque es un conjunto de historias sobre la represión en la URSS, conseguido a través de los compañeros de la Juventud Comunista (Juco) en la universidad, como el gran boom que desenmascaraba al otro imperio. Gulag es miedo y todo lo que estar bajo el régimen conllevaba. Lo curioso es que del impacto sólo recuerdo el dolor que me transmitieron esas torturas que ahora se parecen a las que padecieron los detenidos de los campos de concentración nazis o los que se padecen en Guantánamo.
P. ¿Cuándo comprendiste que eras un
aprendiz?
R. Desde mucho tiempo atrás en mi desarrollo profesional, pero como escritor desde que me atreví a mis 41 años a escribir poesía. Creo que siempre he sido un aprendiz, explorador, escudriñador, desentrañador. Ha sido una dedicación de tiempo completo. Leo de manera selectiva y me doy el permiso de dejar de leer aquello que no me mueve ni me enriquece. Desde este año, he ingresado en un plan estructurado para aprender a ser cada vez un mejor aprendiz, en donde no haya textos vedados ni altares o dioses que no se puedan analizar, desmembrar y hasta copiar, para los fines de ser un escritor.
R. Desde mucho tiempo atrás en mi desarrollo profesional, pero como escritor desde que me atreví a mis 41 años a escribir poesía. Creo que siempre he sido un aprendiz, explorador, escudriñador, desentrañador. Ha sido una dedicación de tiempo completo. Leo de manera selectiva y me doy el permiso de dejar de leer aquello que no me mueve ni me enriquece. Desde este año, he ingresado en un plan estructurado para aprender a ser cada vez un mejor aprendiz, en donde no haya textos vedados ni altares o dioses que no se puedan analizar, desmembrar y hasta copiar, para los fines de ser un escritor.
P. En casi todos los textos que has
compartido en las sesiones del Grupo se nota una lucha entre las figuras
poéticas y la narración. ¿A qué se debe?
R. Soy un poeta de tiempo completo, romántico, ensalmador, amante, travieso, curioso y atrevido. Quiero aprovechar eso para relatar y contar, bajo la esperanza de llegar a textos bellos, bajo el supuesto de que podré pronto disponer de más tiempo para ello. La lucha es que me mueven las estructuras descontaminadas de reglas y de miradas que consideren el lector, ahora, como narrador debo tener en cuenta: para qué, por qué, para quién, y qué y cómo escribo. Por ello, quiero adquirir más capacidades para contar tanto de lo que aún tengo por decir, de lo que sé y de lo que no sé.
R. Soy un poeta de tiempo completo, romántico, ensalmador, amante, travieso, curioso y atrevido. Quiero aprovechar eso para relatar y contar, bajo la esperanza de llegar a textos bellos, bajo el supuesto de que podré pronto disponer de más tiempo para ello. La lucha es que me mueven las estructuras descontaminadas de reglas y de miradas que consideren el lector, ahora, como narrador debo tener en cuenta: para qué, por qué, para quién, y qué y cómo escribo. Por ello, quiero adquirir más capacidades para contar tanto de lo que aún tengo por decir, de lo que sé y de lo que no sé.
De
su libro Sentires en mí menor
P. ¿Has publicado ya algún texto
narrativo?
R. Sólo aquellos que autopublico en mi blog pero hasta ahora, en libros, sólo mi poesía. En algunas revistas internacionales he hecho ensayos sobre algunos otros temas, pero la narración no es algo nuevo, sólo que debo enfrentarlo porque hasta ahora me ha sido esquiva, por no decir que difícil. Tengo varios intentos que seguiré puliendo o destrozando, no lo sé. Debo lograrlo, sé que puedo.
R. Sólo aquellos que autopublico en mi blog pero hasta ahora, en libros, sólo mi poesía. En algunas revistas internacionales he hecho ensayos sobre algunos otros temas, pero la narración no es algo nuevo, sólo que debo enfrentarlo porque hasta ahora me ha sido esquiva, por no decir que difícil. Tengo varios intentos que seguiré puliendo o destrozando, no lo sé. Debo lograrlo, sé que puedo.
P. ¿Preparas alguna publicación
próxima? ¿Podrías adelantar algo?
R. Preparo un libro de poesía erótica y otros de talantes diversos donde vuela algún título ya, con la alegría de mi editorial y la mía propia. De un tiempo para acá derivo por textos en italiano y quiero traducirlos, poco a poco voy regalándome belleza que otros han dejado para mis ojos.
R. Preparo un libro de poesía erótica y otros de talantes diversos donde vuela algún título ya, con la alegría de mi editorial y la mía propia. De un tiempo para acá derivo por textos en italiano y quiero traducirlos, poco a poco voy regalándome belleza que otros han dejado para mis ojos.
P. ¿Cuál de tus textos te ha exigido
más trabajo?
R. Hay un texto narrativo que lo he escrito como 17 veces y siempre me queda “cojo”, y en parte porque quiero ser un buen Aprendiz de Brujo a ver si lo exorcizo y lo logro como yo me imagino que debe quedar. El primer borrador nació en 2001 y aún le hago versiones. No lo he superado, sigo viviendo con mi personaje y su historia allá a la orilla del mar Caribe.
R. Hay un texto narrativo que lo he escrito como 17 veces y siempre me queda “cojo”, y en parte porque quiero ser un buen Aprendiz de Brujo a ver si lo exorcizo y lo logro como yo me imagino que debe quedar. El primer borrador nació en 2001 y aún le hago versiones. No lo he superado, sigo viviendo con mi personaje y su historia allá a la orilla del mar Caribe.
P ¿Te persigue algún tema en
especial?
R. Sí, varios ligados entre sí: el mar, el amor, el erotismo, la piel, y algunas reflexiones para trascender cosechadas en mis 62 años de vida. De igual manera, mi familia ampliada y mucho de lo que me rodea y me hace feliz o infeliz o me es indiferente, sobre ello también quiero escribir.
R. Sí, varios ligados entre sí: el mar, el amor, el erotismo, la piel, y algunas reflexiones para trascender cosechadas en mis 62 años de vida. De igual manera, mi familia ampliada y mucho de lo que me rodea y me hace feliz o infeliz o me es indiferente, sobre ello también quiero escribir.
P. Si tuvieras que viajar por los
desiertos de La Guajira durante un mes y sólo te permitieran llevar uno de tus
textos, ¿cuál llevarías?
R. “Esos patios de mi viejo”, poema que narra la historia de mi familia en Santa Marta, para no olvidar de dónde vengo y qué soy.
R. “Esos patios de mi viejo”, poema que narra la historia de mi familia en Santa Marta, para no olvidar de dónde vengo y qué soy.
P. Para evitar que te obliguen a
hacer de arriero por los caminos ancentrales de Antioquia durante medio año, si
no destruyes uno de tus textos, ¿cuál escogerías?
R. Algunos de mis primeros poemas rimados de hace veintitantos años. Ellos me hacen recordar esas épocas en que crecía al lado del siglo de oro español y otros más, que me llenaron de “cantaítos y gorjeos” que ya nada me dicen.
R. Algunos de mis primeros poemas rimados de hace veintitantos años. Ellos me hacen recordar esas épocas en que crecía al lado del siglo de oro español y otros más, que me llenaron de “cantaítos y gorjeos” que ya nada me dicen.
En
una sesión sabatina del Grupo Literario El Aprendiz de Brujo (foto archivo)
P. ¿Cómo consideras la relación de la
poesía con la literatura?
R. Siempre he considerado que la poesía es parte de la literatura, entendiendo ésta como el arte de la expresión escrita o hablada, donde creo que la lírica, la narrativa y el teatro forman parte de ella; bajo conceptos universales de estética y alegría. En cualquiera de las clasificaciones que se hagan siempre estará presente la poesía como expresión suprema de lo bello. Lo que sí tengo claro es que poesía sin estética, no existe o no es poesía.
R. Siempre he considerado que la poesía es parte de la literatura, entendiendo ésta como el arte de la expresión escrita o hablada, donde creo que la lírica, la narrativa y el teatro forman parte de ella; bajo conceptos universales de estética y alegría. En cualquiera de las clasificaciones que se hagan siempre estará presente la poesía como expresión suprema de lo bello. Lo que sí tengo claro es que poesía sin estética, no existe o no es poesía.
P. Asistes al Grupo Literario El
Aprendiz de Brujo, ¿por qué?
R. En un principio, asistir fue la disculpa para tener un ámbito en el cual compartir mis letras y obtener algún tipo de retroalimentación. Ahora, ya parte de un colectivo con aspiraciones mayores, soy un seguidor con ojos de asombro que disfruta del talento de tanta gente en cada sesión, como un niño con su regalo escaso e irrepetible que pidió durante tantas navidades.
R. En un principio, asistir fue la disculpa para tener un ámbito en el cual compartir mis letras y obtener algún tipo de retroalimentación. Ahora, ya parte de un colectivo con aspiraciones mayores, soy un seguidor con ojos de asombro que disfruta del talento de tanta gente en cada sesión, como un niño con su regalo escaso e irrepetible que pidió durante tantas navidades.
P. Te piden como pasaporte al paraíso
terrenal que escribas una autobiografía que no sobrepase cinco renglones, pero
que muestre lo más desabrochado de ti… ¿Podrías compartirla?
R. Tolimense de hechura Caribe. Ingeniero en ejercicio durante más de 40 años, desde Bucaramanga hasta Medellín donde echo raíces. Soy el resultado de una búsqueda de ser en letras y en pétalos, como expresión de mi sensibilidad profunda, además de padre, esposo y buen amigo de muy pocos. Amante de la salsa, el son, el vallenato clásico, y el ron o el whisky.
R. Tolimense de hechura Caribe. Ingeniero en ejercicio durante más de 40 años, desde Bucaramanga hasta Medellín donde echo raíces. Soy el resultado de una búsqueda de ser en letras y en pétalos, como expresión de mi sensibilidad profunda, además de padre, esposo y buen amigo de muy pocos. Amante de la salsa, el son, el vallenato clásico, y el ron o el whisky.
P. ¿Qué tan importante ha sido para
ti llevar un diario literario? (algo de historia de tu experiencia)
R. Libertad de decir, en el momento en que llegan las ideas o las inquietudes, sin barreras ni restricciones ni reglas preconcebidas. Es un repositorio de chispazos y ocurrencias. Como es personal pues no está sujeto a ninguna mirada, a ningún juicio. Materia prima de escritos mayores o ideas que se gestan.
R. Libertad de decir, en el momento en que llegan las ideas o las inquietudes, sin barreras ni restricciones ni reglas preconcebidas. Es un repositorio de chispazos y ocurrencias. Como es personal pues no está sujeto a ninguna mirada, a ningún juicio. Materia prima de escritos mayores o ideas que se gestan.
P. ¿Podrías compartir unos tres o
cuatro apuntes cortos de tu diario?
R. Aquí
van…
• Ellos llegan y tocan un
timbre ruidoso: ¿está el doctor? Las respuestas varían entre un sí y
uno no, y un para qué lo necesita. Es una variedad de rostros, toses y
necesidades. Las dos señoras jubiladas que desesperan y en turnos salen a la
calle a fumar o a llamar por celular, hablan todo el tiempo. Una pareja
dispareja parecían como hermanos, hasta que una caricia cuando uno de los dos
entró al consultorio delató la afinidad. La señorita que atiende la recepción,
recién bañada, tiene una cara de aburrimiento que pronto cambia por una auténtica
de “no me importa ni lo uno ni lo otro”, cobra, devuelve, hace pasar a los
pacientes, atiende tres teléfonos que no paran de sonar, y abre y cierra la
puerta a distancia con un ruido que hiere los oídos. La pareja vuelve a
sentarse porque el otro como que también tiene cita. Se ponen más melosos o
cariñosos y hay que voltear a mirar para otro lado. Sólo yo escribo y escribo,
tal vez en un afán de mover la mano y dejar que algo quede de esta espera que
llena de desespero mi cuerpo, porque debo ir a mi taller de escritura y el
doctor no llega, ya tiene 66 minutos de retraso.
• Y uno queda suspendido
en una mirada de asombro frente a letras que son impactantes, no
sólo por la belleza, la pulcritud y la precisión para describir el movimiento y
la atmósfera de un cuento, sino por la creatividad de imaginar adjetivos
preciosos en lugares impensables desde las formas que oigo desde mis
reminiscencias del Caribe hasta otras llenas de vida y del espíritu del
escritor. Sólo fomentan una pulsión por seguir leyendo y por atrapar las
enseñanzas de esos grandes que me han precedido. El siempre presente Nobel 1982
y hasta otros como Bolaños, Daniel Pennac o Manuel Mejía Vallejo.
• Imágenes en movimiento
rondan mis recuerdos: Juancho y sus gritos mientras se tiraba de la volqueta
sin parar, cargada de arena mojada recién sacada de la quebrada Tamacá, para
atrapar por el cuello una gallina a la orilla del carreteable, y el
consiguiente grito de “¡Hágale, Patrón!”; las chivas del señor Espejo subidas
en los árboles y comiéndose todo a su alrededor con su olor almizclado
característico, donde la bolitas de caca eran el denominador común; la vida
fluyendo en la calle con el golpe de la tapa de una carretilla ofreciendo desde
pan fresco y caliente hasta la música de la dulzaina o del xilófono anunciando
el servicio de sacarle filo a los cuchillos y a las tijeras, cuyos artesanos mi
padre odiaba porque “¡Lo único que hacen es dañarles el filo porque no usan
piedra sino un esmeril! ¡Esos ni siquiera de eso saben! ¡Charlatanes, tumbadores!”
• Veo sombras alteradas en
el piso brilloso de la calle después de la lluvia de toda la
tarde. Ya casi anochece. De pronto, por un movimiento de humanos detectado por
la mirada periférica del rabillo del ojo, me sobresalto. ¿Por qué sólo sombras
de personas si no está transitando nadie? ¿Será que algunos la han perdido? ¿Es
posible que hayamos llegado a esos extremos? He de revisar esos sonidos que
llegan en la noche, de risas y de llantos, provienen de alguien, no vaya a ser
que se queden pedidos en este aire sin dueño.
Medellín,
agosto 24 de 2018
Transcrita de https://fundarteyciencia.wordpress.com/2018/09/19/carne-de-aprendiz-francisco-pinzon-bedoya/
martes, septiembre 18, 2018
Siempre hay
"Muchas soledades juntas"
-------------------------------------------------------------------------------
SIEMPRE HAY
Es tan bello que haya seres
que me pregunten por mi salud
Mi corazón salta de alegría
y mis dolencias van al paraíso
¿Viene un tiempo de vendimias?
¿Hay un sol oculto tras el silencio?
¿Pueden los cristales enfriar el alma
aunque ésta siga palpitando sin parar?
Todo lo siento posible...
De la siega a la siembra siempre hay
una canción que se entona sin sonidos
por el bienestar de la luz que nos rodea
hasta exprimirnos el vaso y dejarnos su vino
Yo... estoy en un limbo de aurora
y abriré mis ventanas a los colores
para que esté más vivo que los vivos
en la mitad de un cielo que se entrevera
en los pétalos y en
los azules de mis dedos
Francisco Pinzón Bedoya ©
jueves, septiembre 13, 2018
Tal vez lo logre
"Entre dos mares"
---------------------------------------------------------------------------
TAL VEZ LO LOGRE
Déjame
en esa urdimbre
donde
se cuecen tus sueños
para
que yo contraste
eso
que sé que tengo
aún
por descubrir
desde
que salga el sol... manaña:
que
tu lomo suave
me
puede sanar
y
me invoca mi mejor yo
Francisco
Pinzón Bedoya ©
lunes, septiembre 10, 2018
Retrato de ensueño
"♪♫ Tu canto en el mío ♪♫"
---------------------------------------------------------------------
RETRATO DE ENSUEÑO
Siento
que te debo
una
caricia sobre un lunar
de
esos que hay en el camino
hacia
el fuego que toma
todo
mi ser descalzo.
lleno
de colores y unos versos
que
apenas rozan... tu esencia
Siento
que nos debemos más
ahora
que nos hemos hallado
viniendo
de una nada de tatuajes
en
donde morábamos
tal
vez... esperándonos
Francisco
Pinzón Bedoya ©
jueves, septiembre 06, 2018
Heleno
"... y estaba al tanto de todo, exactamente antes de morir"
----------------------------------------------------------------
HELENO
"Aquella noche hacían cola los sueños,
queriendo ser soñados..."
Eduardo
Galeano
La banca del parque
donde se sueñan los sueños
es una que se pelean todos
quienes ven a Heleno triste
soñando que sueña
esos sueños que no le piden permiso
Lo que ellos no saben es que...
la banca de aquel parque
es una que era de uno que murió triste
de saber que no podía soñar
aquel sueño que le podría
haber arrebatado aquel fardo
que alguien le había dejado...
lleno de toda su tristeza
Francisco Pinzón Bedoya ©
domingo, septiembre 02, 2018
En el lanzamiento de EL PEQUEÑO PERIÓDICO Nº 65 (para recordar)
(Fotos tomadas de la Web de la Fundación Arte y Ciencia - https://fundarteyciencia.wordpress.com)
EN UN 65º
El vino y la voz flautamente
arrastrando la erre de William Rouge, como si en su apellido artístico anidara
el rojo francés y en su lengua ese juego de palabras cobraran vida, salpicó
anoche mi conciencia en el símbolo simple y en el sitio triunfal de esas
pequeñas conquistas del corazón y del alma de los pocos que asistimos al
sexagésimo quinto nacimiento parturiento de El Pequeño Periódico, bajo la
impúdica frase de periodicidad, regodeándonos en la presencia de la
arbitrariedad gratuita de un sueño.
Y como todo nacimiento, anoche tomó
vuelo además en la nerviosa voz de Bárbara, esa niña mayor, ojiclara y heredera
de ese legado de Ángel, quien con aspiraciones de hacer nuestra propia
antropología, paseó su voz por nuestros oídos para hacernos conocer la vida en
las calles momposinas. Ese calor lo
llegué a sentir como dentro de una campana de microondas, casi como aquel de
las tardes en que yo tomaba clase en "los
países bajos" del Liceo Celedón en Santa Marta, donde la gran
temperatura nos hacía sudar aunque no moviéramos ni los párpados, sin derecho a
amodorrarnos siquiera en la clase de religión.
Hasta allí, a mí, Mompox o Mompós me seguía sonando como a "estar pendiente de una rosa", como
a Sonora Matancera, y como a los recuerdos ajenos que me habían regalado Ánjel
y Spitaletta en un librito olvidado de "Con otro son - Una historia fantástica de Mompox" al
que asistí a su lanzamiento accidentalmente por allá hace como catorce años, y
que me acercó a "un burro se derrite
a la sombra" o a "donde
hace tiempo no se muere nadie", pero que anoche se volvieron presentes
en la emoción límpida y frágil de esa voz evocadora. Si la intención de Bárbara era hacerme libar
en unas pocas líneas lo que su ser entero y alegre lleva degustando en el
trascurso de su tesis de grado de Antropología por esos caminos, calles y muros
fantasmagóricamente blancos de la ciudad "perdida en la memoria de la historia", lo logró.
Y desde los pretiles saltó Álvaro, al
anónimo Álvaro, mi amigo Álvaro Jiménez Guzmán, compañero de batallas no
iniciadas, trasgresor de leyes no escritas, eterno inconforme en la mitad de la
nada, quien a sus años place entre la jubilación, las letras, su salud menguada
y sus sueños, esa porción del mundo visto desde su particular forma de
abordarlo, siempre con el ánimo de "universalizar
hechos cotidianos". Nos paseó
por los estadios y por la idiosincrasia de este nuevo país de individualistas,
viles imitadores de las barras bravas argentinas o de los "hooligans" europeos, donde un
disenso malamente importado saca lo más abyecto de nuestra juventud a favor de
la conducta imparable de la masa. Nos
mostró un bello y poético retrato de esa turbamulta, ignorante e inconsciente
del más mínimo sentido de patria, que nadie ha sido capaz de escribirle en el
corazón algún mensaje de amor por los demás, donde la agresión es el lema en el
acto bárbaro. Toda su espléndida y
concisa expresividad, aún con el "golpiao"
tipo cereteño, me dejó ese sabor poético que acusa a todos los que nos quedamos
impertérritos ante la barbarie, con la misma actitud y pose de los romanos que
ante su circo de lucha de cristianos, gladiadores y fieras, extendían su mano
con el pulgar todo poderoso de vida o muerte, ajenos al drama y en son de
espectáculo.
Espacio también hubo para la tímida
profesora de literatura, María del Carmen, quien no pudo más ocultar su grito y
nos prestó, dejando de ser ya suya, la pregunta de si somos demasiado normales
para educar. Mi vocación se maestro tomó
su lugar, alertó mis sentidos y mis dudas compartidas sobre el mismo tema. No encontré tampoco respuestas porque entendí
que el tema es mucho más amplio y complejo que hallar una respuesta correcta
donde no la puede haber. Puse en mi
mente junto a su pregunta otras más existenciales como: ¿Por qué queremos hacer
que lo que sabemos pase a formar parte de nuestros alumnos? ¿Será que hay un
ego secreto de tamaño indefinido que nos impele a querer reflejarnos en los
alumnos? ¿Será éste un sentido de trascendencia mayor que nosotros mismos y que
está en quien ya se haya graduado de maestro en la escuela del aula real? No tengo sino más preguntas pero en su acento
paisa y más de timidez que otra cosa, hallé otro eco a mis propias preguntas
últimamente repetidas en mi interín académico.
Me sorprendió gratamente el relevo
generacional que viene ocurriendo en El Pequeño Periódico, donde como ejemplo
vi a ese pequeño moreno oriundo de Magangué que compartía con William la
dirección locutora de la noche para este 65º lanzamiento. Con una naturalidad que mostraba su espíritu
hondo de querer superar sus limitaciones de voz, de bagaje y de dicción en erre
arrastrada por casualidad o tal vez solidaridad como su compañero de mesa,
William, tomó las riendas y enarboló frente a mí la dirección de la noche. Hizo los llamados de los autores que iban
desfilando con naturalidad y esfuerzo por ser los expositores de sus textos o
artífices de ellos, y a fe de que lo logró.
Nos contó sobre el viaje literario de "Toma la Palabra" en comunión con la voz cortada y nerviosa de
uno de sus organizadores, donde el verbo es el elemento base de la construcción
de la realidad del sueño de esa juventud que desea expresarse. Nos narró también la historia de Batata, el
tamborero de Totó La Momposina, quien murió en enero de 2004 en Bogotá,
anónimamente como lo hizo Héctor Rojas Herazo y que también reseñamos en un
ambiente como éste. Allí mi sentir se
llenó de tonos y cánticos evocadores de mi vida costeña y carnavalera durante
mi adolescencia. No obstante lo
anterior, mi pequeño amigo magangueleño puso frente a mi paladar de recuerdos,
las voces del tamarindo en cruz sobre la mesa, y al final el jugo especial que
llegó ratificando que no soy ajeno ni a ese sabor ni a ese olor, pues en
algunas fibras adormiladas de mi pasado sigue existiendo la cosecha de ese enorme
árbol de más de un metro de diámetro en su tronco que había en el patio de la
casa de mi viejo, esa vieja casa samaria donde se quedaron anclados al tiempo
mis pasados que formaron mucho de lo que yo soy y lo que no.
Vuelvo en mis notas musicales que tiritan
en mi mente como estrellas, a repasar las notas de viaje del poeta William,
mientras un algo parecido a su paisaje de contrastes de desierto y de mar en el
sur de Perú y el norte de Chile se me parecen a las orillas de mi mar samario
que se agigantan dentro de mí a la sombra de su descripción poética de su
periplo reciente por esas tierras. Y
continué allí, en medio de la declamación fantaseada con la luz del vino rojo
que libaba ante nuestros paladares ansiosos, con su mundo de fantasmagorías de
desierto y mar tomándolas como propias, arrancadas por William como desde un
pasado regado de presentes ajenos, donde parece que a la vez el tiempo no
transcurre pero atropella al visitante y siente uno en esa voz afrancesada que
somos uno con los Incas que domeñan esa geografía desértica. Pero a medida que avanzaba su lectura, la
huella iba siendo mayor en mí, y a fe de que repetí en mi viaje de regreso esas
imágenes ya bajo mis propios matices de poeta cuando "El mar y el desierto viven en la misma casa. A veces no hay suficiente espacio para la
noche y las estrellas". Oh
nueva figura bellamente decoradora de mi cuarto de trebejos donde pongo a
remojar mis poemas. Gracias William,
pero he tomado para mí no sólo esta imagen sino los alfileres de plata del
cielo atacameño y otras más. Hay toques
simplemente elementales de los escritores que a uno le llegan por no sé qué
designios o caminos, y éste fue uno de ellos.
Esta prosa me hizo sentir, a través suyo, uno solo con el cosmos como en
las noches recientes a la orilla de mi mar samario.
Y con el musicar del fondo en la voz y
las tamboras de Totó, nos leyeron "al
alimón", William y mi amigo -ya eso era- el magangueleño, el poema de
la hoja final de García Usta, aquel biógrafo y amigo creo de Rojas Herazo, sobre
la Fundación del cantar. Sé que aquella noche hubo también alusiones a la
ciencia galileana del Sida, pero ello ya es tan mundano que no hizo crónica
poética en mí.
En fin, me temo que la alegría
generosa de este pequeño grupo de gente grande llenó mi día, pasándolo de uno
común a otro que permitió que mi noche estuviera llena de los tesoros, cantos,
guanacos, quechuas al acecho, y un descampado desierto donde la humanidad es
retada para cumplir designios mayores que ella misma, que aquí me he entusiasmado
a no dejar borrar de mi memoria, y que de alguna manera pretendo compartir con
los protagonistas como una especie de retroalimentación para estos
"gestadores" de sueños.
Recalo mi barca hacia mis radas
ocultas y vuelvo a ellas un poco cambiado después de esta noche del 65º, porque
esta interacción desértica, tamaríndica, vinatera, esplendente de
"bárbaros" muros blancos, de sentimientos claros y directos de todos
estos amigos... han nutrido otra vez a mi alma de poeta.
Medellín, marzo 13 de 2004.
Francisco
Pinzón Bedoya ©.
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PLANCHA Y TAJADAS Juan Boliche y los americanos y mi viejo van paseándose por mi vereda de historias elocuentes de corcheas y fusas ...
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Hoy quiero empezar el año real de este BLOG con una pregunta abierta y la respuesta que me he venido construyendo, tema que define este pos...
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APARECEN DE PRONTO Las olas espumeantes de azul del mediodía Las ráfagas de viento entre las palmeras Los cantos mañaneros de las marialu...