Con esta imagen, ligeramente vidriada, quiero compartir
algo que me está pasando, donde se conjuga la música, el color, y hasta la estética del verbo. Dice:
Mi vida, a pesar de ser mía, tiene esa extraña virtud de ser casi que una caja de sorpresas, un grito pandórico diario si se quiere. Aunque creo que se da tal vez por mi actividad, por mi actitud y hasta por mi proverbial atracción por ser “el creador de algo” a partir de ese universo invisible que me rodea. La música, las imágenes y la poesía van de la mano en mí en casi todos los últimos días de estos últimos decenios, y casi que digo como diría un poeta cercano “en el fondo son lo mismo: refugios líricos que nos ayudan a enfrentar a nuestros fantasmas”. Perezco como un loco en ratos de aislamiento ante el universo del color, ante las notas discordantes o hermosamente enjoyadas o no de una melodía, y ante los trenos sinfónicos que desde los libros propios o extraños poemas verdes, azules o sepia me deparan sin exigencias, unos que saltan con sus rimas y sus giros hasta mis ojos y mis manos, y toman y dejan en mí su esencia y mi razón. Claro está que en esa “búsqueda curiosa” he debido también trasegar por un mar de lectura de miles de versos de lo que se dice con letras de colores y otros aditamentos que son poesía, que son poesía se repite y como no sé definir qué es pues no sé describir por qué no lo son, pero a algunos muchos no los he podido saborear como tal, pues por alguna razón -más propia que externa- no han arrancado de mí el grito profundo o el canto mágico y el suspiro silente. Esta apreciación es tan personal como el color de mis ojos o el opaco brillo ya decenario de mis gafas.
Cada nota, de las hermosas que pasan por mi sangre, por mis manos y hasta por mis oídos, evoca a veces versos extraños. Por ejemplo, estos del gran Pablo (Para que tú me oigas / mis palabras / se adelgazan a veces / como las huellas de las gaviotas en las playas) en un instante infinitésimo pero recordado aquí, creó oleadas que se regaron por mis manos con amor y hasta indecencia. En algunos casos han generado el querer crear eso que siento, eso que me inunda y me supera. La solución ha pasado más por crear una imagen que un poema ¿Una imagen? ¿Y cómo es eso? Una que vaya con mis nuevas sensaciones, una que muestre algo que las letras tal vez en esta época ni siquiera logran definir, entonces encuentro que la respuesta nace en los colores, en las formas, en policromías difusas o directas, en contrastes. Yo no sé pintar, aunque quisiera. No sé cantar aunque alguna vez creí que podía. Yo no sé dibujar aunque mi hija diga que creo los más hermosos conejitos de la vida. Entonces ¿de qué imágenes hablo? De unas que surgen permeadas por la tecnología computacional, de unas que me permiten las facilidades del software básico, con sus “copy”, “paste”, “filter”, “mask”, etc. Luego, hallo (porque es estar en medio de algo que no controlo) configuraciones de color que a mi juicio estético, dicen y no dicen, expresan y no expresan, pero que en su infinita misericordia, responden a una pulsión interior de decir, de querer adquirir la mezcla exacta que defina eso que no sé definir. Se parecen en gran medida a como han sido hechos mis poemas: sin rumbo y sin destino, sin objetivo ni aspiraciones, sólo con el ánimo de decir sacando lo que dentro de mí hay.
Y me he entregado al placer de la mezcla, al color, al “collage”, al entretener el alma con imágenes que a la vez son millones de píxeles, con algunas herramientas, rudimentarias si se quiere, que me harían retroceder si de ello se enteraran los diseñadores gráficos, los artistas gráficamente digitales. No pretendo serlo, sólo cuento lo que en estos días está dando alivio a mi alma. En las imágenes sutiles, no pretendo que sean obvias, que genero a partir de miles de imágenes existentes tomadas por mí o que vuelan por la red, sé que está dicho lo que estoy sintiendo... tal vez con el encanto de que están en un lenguaje que ni siquiera yo mismo ni entiendo ni sé definir. Es un descubrimiento más, es una forma más de poesía. Es una forma de decir, en esta época en que el verbo está callado y no quiere repetirse en su nostalgia, lo que no expreso. Es mi forma de seguir dejando que el alma hable cuando mi cuerpo se resiente y mi espíritu se esconde y hasta le huye a las letras.
junio 30 de 2009
Otra explicación de mi trabajo con imágenes es este poema que complementa la prosa anterior:
CON IMÁGENES
En mi estancia
lleno de nostalgias y lamentos
como una forma de alejamiento
invoco al azar
y a los colores de todos los tonos
y así...
tomo quizás de la mano / entre los dedos
algunos rostros / algunas mariposas
tal vez un paraguas en medio de una calle
con la curia de dos o tres herramientas
y así...
imágenes me van apareciendo
unas que siento / son como poemas
y que tal vez muestran
más de mí que lo que soy
más de mi que lo que creo
En mi estancia
plazco en ese salto al vacío
y en ese arranque creador
que se parece a ser el dueño
de algo que a través de mí
quiere despertar y ser
imágenes únicas
definidas por tonos desde dentro
que ni siquiera sabía que pudieran existir
Van mis versos en cascada
rondando de otra forma la estancia
pues en el camino... se han cambiado
por mezclas y entelequias
por saltos y estallidos
por unos... que salen del pálpito
del conocer en el acto
por unos...
que me estaban esperando
unos que salen luego en carrera brillante
más provenientes del arribo
más provenientes del milagro
y sé / que mucho menos
de la lágrima
01/VII/2009
Y para ilustrar esto que desde el corazón comparto, con ustedes quienes visitan amable y asiduamente este BLOG, mostraré a continuación algunos de mis
trabajos...
Son suyos, pueden hacer con ellos lo que a bien quieran o tengan.
Algunos pueden servir de papel tapiz para sus escritorios y otros hasta para... ¡No lo sé!
Ellos son:
Una playa cualquiera, un símbolo de antagónicos conviviendo en una hermosa chica, y un acento de colores... ¿como escritorio?
¿Una hermosa mirada... a lo lejos, tachonada de flores?
Lo menciono en mi poema... la calle, el paraguas rojo... En fin...
Y finalmente, un saludo a tod@s las personas que vienen a visitarme... y hasta dejan sus hermosas huellas