En alguna tarde de 2003, un amigo me confió un secreto que yo sublimé y convertí en una carta que él le habría enviado a ella... si él hubiera podido describir aquellos momentos sublimes. Luego, al cabo de unos meses al encontrarnos, le dije que quería leerle lo escrito... y él accedió. Esta fue mi lectura:
“Es madrugada, tomo mi teléfono, lastimo el silencio, desgarro la inexplicable paz, y te busco. ¿Por qué? Puede que haya encontrado yo un eco a mi soledad en esa voz que, canoramente, me encanta. Hablas de un encantamiento, y que creo que va calándote a partir de alguna condición propia de tus vivencias en el devenir de una historia que está mediada por lo que eres y no, por lo que anhelas y puedes, por lo que sueñas y encuentras y lo que no.
Pero hay un mágico “melao” que exudas y lo viertes en sonrisas y en halagos, cuando animas una función nueva de encontrarnos tras bambalinas de algún son ignoto de los Matamoros o de los boleros que alguna vez Bobby Capó sonó al oído de alguna portorriqueña para enamorarla, o a tocar con unos versos el frío que tiene el ambiente que reina en la vereda que alberga en un rincón tus sueños de libertad.
Tomas de alguna manera mi ego, lo miras desde tu atalaya curiosa, una que por algún disparador extraño fui capaz de activar, y desde allí auscultas qué tanto ganas al acercarte y tocar con tu fantástica manera de interpretar el yo que soy cuando me asumo, me figuro, hombre de fuego y saetas, y luego con tu dulzura de niña desfogas lo que tu elocuencia te habita, vertiéndote toda sobre mí, sobre mi ego un poco enmohecido.
Pasan, cuando halagas, corrientes que activan colores en alguna parte recóndita de la piel y que hacen saltar alguna condición que oculto aún para mí, de ésas que hasta innombrables, sueño y no me cumplo. Podría ser esto un ejemplo: Una noche. Una sala llena de luces de velas de cera de abeja o de otras esencias orientales, coloridas, con énfasis en agrás o veranera o qué se yo. Afuera, el frío del páramo. Adentro una centelleante luz sobre un libro, y tras ella, voces leyéndote y leyéndome algún trozo dulce de los libros de tu biblioteca tomado al azar, o acaso algunos ajenos de poetas ilustres y de ilustres desconocidos. Allí, una pasión en conjunción entre dos pares de ojos brillantes de arrobamiento, y sin excusas de no haber estado antes otras horas; luego, un cantante ritmo de risas sin parar hasta que nos convirtamos en ríos de emoción, y que una laguna de risas y suspiros encuentren congelada en la mañana quienes lleguen a adivinar qué era aquella luz que la noche anterior brotó de una cabaña.
El paso de la risa al llanto, de la euforia al sueño, de la pasión al beso, podría llegar porque habría en esa condición una sublimación del sentir. Tal vez, algunos lo llamaríamos amor. No importa ya aquí si en ese altar de una sala, ese instante se tardó un minuto, unas horas o un infinito universo que tal vez tiene valores extraños, porque de todos modos ese instante... se creó.
Este es un ejemplo del soñar que logro en la mañana, en que con tu fuerza y mi osadía empiezo a llenar espacios que hasta ahora nadie ha llenado.
Saludos, un beso y una flor, un te quiero, una caricia y un adiós”
Su respuesta fue tajante: “¡Si yo hubiera podido decir eso aquella noche... aún estaría conmigo”, yo sólo me reí y brindé por las letras y su poder, por las risas, la vereda y el milagro... de decir "lo no dicho”, mientras el ron corría y se derramaba en algunos boleros, unos trocitos de jamón y queso, y más risas... y nostalgias, y una copia epistolar que él se llevó y aún conserva, pues en algunas veces que hablamos del tema, me cuenta que ya está un poco ajada.
Saludos a todos... quienes me visitan, asíduos o azarosos... ¡Todos son bienvenidos!
un beso y una flor, un te quiero, una caricia y un adiós”... Es ligero equipaje para tan largo viaje....Las penas pesan en el corazon..." y asi fue"... una carta sublime... tu amigo tiene mucha razon!!!
ResponderBorrarBesos desde el otro lado del charco
Que indescifrable sensación acabo de sentir con solo leer palabra por palabra, me tiene atrapada el detalle, las ganas de soñar se aglomeran por cada fibra de mi cuerpo, excelente recuerdo
ResponderBorrarTe mando un saludo desde Perú, Tacna una ciudad de sencillez
Sublime y eterna, que se guardara en el corazón :)
ResponderBorrarUn saludo de otra peruana pero de la tierra del Sol eterno, Ica.
besos!
Magistral forma de manejar el sentimiento..bella forma de plasmar
ResponderBorrary gusto en la eleción de fotografia
un placer visitarte
cálido abrazo
Mucha razón tuvo tu amigo.
ResponderBorrarBrindo por tus letras poeta, siempre..
Un beso y una flor.
Lindo finde
Gizz
Me encantó la carta, hacía mucho que no te visitaba.
ResponderBorrarUn cordial saludo.
Rocío
Y mientras te leo escucho tus palabras en mi mente y mientras aprieto el teclado lentamente van saliendo palabras para vos
ResponderBorrarIndudablemente profundo y bello decir...es arte saber vaciar sentiemientos en palabras e imágenes!
ResponderBorrarsaludos
Y es cierto, que las palabras tienen poder.
ResponderBorrarA veces sublimamos aquello que nos es inalcanzable, y hacemos de ello la reliquia de nuestros sueños, y poderlo expresar con palabras escritas lo maginifca y lo hace sumamente atractivo.
Al igual que nos unen las palabras escritas, por este medio tan maravilloso a veces, que te hace conocer el corazón sensible del poeta.
Un beso y una flor desde este lado del planeta. Reme.
Hola, exelente blog, estoy empezando con uno, tengo muchos escritos, y trataré de irlos subiendo poco a poco, aparte de poner aquellas de otros autores que me apasionan, Un saludo y un enorme abrazo desde Xalapa Veracruz México...
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