Al verme al espejo...

Este Post es una muestra de lo que traje de mi reciente viaje fugaz por mi Caribe:

"Múltiple acecho"

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AL VERME AL ESPEJO...

Y como decía Gonzalo Rojas, yo también apenas pude pasar por esa tierra samaria.  Regresé a recorrer algunas calles, su sol, su olor a mar, su mercado.  Regresé a “escuchar el habla de mis paisanos” como si en esa esquina fuera yo a comprar trozos de vida y gotas de poesía, de una que quedó en un instante sembrada en mí y ante el más mínimo temblor de un tiempo en que me halle sereno, la poesía tome  habitación en mí para hacer de mí... su voz. 

Yo como otros Gonzalos, pasé por la tierra del olvido a tomar las manos arrugadas de mi madre y a estar a su lado al filo de los susurros.  Después, apareció en el espejo pálida mi figura, como en un rictus inanimado al vestirme otra vez de “señor”, otra vez de papá, otra vez de ciudadano, para esos mundos que habito con quienes me observan sin verme. El niño que estuvo en la cama de su vieja, saboreando un tinto y también una sabrosa sopa, acariciando un gato y haciendo bromas milmente repetidas, se ve allá al fondo, cuando regreso a mi vida peregrina, a mi vida llena de nostalgias, deberes y rutinas.

Y ese periplo instantáneo, costanero, uno que a pesar de lo que hoy veo y me devuelve el espejo, me dio hálitos de vida, de la vida que soy y que contengo y expongo en letras perdidas antes de nacer, unas que a veces parecen versos... Versos al mar y a la nostalgia, versos a una vida deshabitada... ¡Versos al fin!

“En esta terraza de brisa ambivalente

de salado olor a hogar,

extraño todo.

Y casi que ese extrañar...

hace patentes y patéticas:

la última nostalgia,

los lazos intensos de los míos,

las formas más antiguas de mis miedos,

y las demasías... que hoy son historia.”

27/III/2010

Santa Marta

"Y ya nada existe"

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Como ilustración transcribo un fragmento de una entrevista que le hicieron a Gonzalo Rojas para el Diario Clarín de Argentina, que generó en mí el escribir esta mezcla de versos y poesía

Finalmente, tras tanto exilio, ¿era duro escribir fuera de la patria? "Sí, claro, claro. No extrañaba ni las montañas ni el mar ni nada de eso. Lo que me llenaba de tormento era no sentir el habla de mis paisanos. Apenas regresé fui a recorrer los mercados para escucharlos".

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"Sigo soñándote"

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Un saludo a tantos y tantos visitantes que han dejado sus huella.  Día a día llego a revisar sus palabras, y a fe de que son mi alimento.  Gracias a todos.