A mi padre, en el Día del Padre

"Ofrenda de sus manos"

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Mi padre fue un hombre lleno de humanidad

Era un festejo viviente a lo tropical, al machismo

Era un hombre bueno, parrandero y jugador

Fue el hombre que encontró la muerte jugando

de una manera absurda, hace ya treinta largos años...

A él hice el poema que les presento, como un homenaje hoy que en Colombia se celebra el Día del Padre

"Pensándote"

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COMO UNA FUENTE

Miro el espejo y veo a mi padre

con su imagen que no envejece

Me mira y delira en medio de su humo

Descubro diferencias entre las muchas similitudes

Cómo nos construye la genética

Tienes el pelo ralo -me dice-

Mira cómo yo sólo estaba empezando

Yo a mi vez observo su abdomen abultado

su faz llena de sueños incumplidos

su mirada perdida en alguna etapa del camino

Se mira en mis ojos claros y frunce el ceño

pero realmente se está riendo

Brota entre broncas su alma luchadora

y me hace temblar frente a un héroe

que no sabía que existiera -ahora sí-

Ya tarde soy él en el espejo

Borrones de comedia y de niñez:

Camina de la mano de mí con un poncho

hacia una fiesta en un no sé qué carnaval

Mis ojos bizcos se detienen en una foto

después de cuarenta años que ella vive

Pongo mis manos en su cintura y le pido

que me cargue y me diga sus frases-

unas que repito a mis críos sin cesar

Se mece al ritmo de un porro sabanero

con un vaso cargado de whiskey

y la madrugada que nos confronta

deja huellas en las risas de la barriada

Cuántos pantalones beige de tejido de punto

se pudo poner y estrenar con sus años de luchas

Yo en mi forma le cuento que tengo esos y otros

que soy más que lo que él hubiera querido

que soy menos de lo que él hubiera creído

que repito esquemas que me arden

que creo suspiros que él tuvo escondidos

que pongo a andar la máquina del tiempo

y en su edad actual no me lo imagino

¿Cómo hubieran sido sus grandes ojos

de restricciones contenidas?

¿Cómo hubieran sido sus años de gota

y de enfermedades buscadas y reñidas?

La edad de mis canas me confronta

La edad de mis recuerdos me agota

Veo pasar mi camisa roja al cementerio

en la mitad... un coro de gritos y de ajenidades

Esas mismas que me causan... el verlo en el espejo

"Esta era la Santa Marta
que él veía todos los días
de su vida"

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¡Paz en tu tumba, Viejo querido del alma, cómo te extraño aún!