A veces me asaltan

"A través de la ventana..."

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Hoy les traigo una poesía en prosa, algo lleno de esa nostalgia que a todos nos puede dar, por algo que se fue, por algo que ya no está, por algo que aún no olvidamos… es un poco escribir sobre eso que a todos nos pasa… Tal vez en la universalidad de este tema está su dificultad, porque es uno sobre el cual todos han escrito y ser ORIGINAL es bastante difícil.  Júzguenlo ustedes… tal vez como. “¡Más de lo mismo!”, “¡Lo dicho mil veces!”, “¡Otra vez lugares comunes!”, o como me dijo alguien alguna vez leyendo algo similar: “¡Es como estar espiando por la ventana de un cuarto que no es el mío!”

"Bruma de tiempo"

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A VECES ME ASALTAN

A veces, como ahora, tengo ganas de salir corriendo y recorrer las calles, encontrar el rastro de tu olor y respirar los mismos aires que tú respiras.  Enciendo entonces algún talismán para obtener ayuda de alguna divinidad perdida, lejos de los muros de su santuario, y espero deseoso que sea quien me alivie y deje de lado esta sensación de incompletud, este desasosiego de un sinestar medroso y en silencio.  Pero como tengo un ancla en mi costado, atornillada a la silla en que te pienso, sólo tengo el mismo poder que dan los dedos y su extrema forma de arropar vocablos y convertirlos en palabras para que sean ellas, en su difusa forma de mirarte, quienes te sigan por do quieras, por las frondas en que tomas el fresco de las tardes calurosas, o donde te guareces en los días de lluvias desoladas. Pero, me miro y miro el reloj, y todo es vano... todo tiene visos de soledad, de esperas en desespero, de piel llena de ilusiones y de manos de letras que no son capaces de ordenarse para decirte desde el fondo de este escrito, eso que callado... yo te grito.  A veces, como ahora, soy el más loco de los vates, el más espléndido de los necios, el más impensado de los hombres, el más infinito de los pequeños desastres que sólo están en mi  alma, y de los cuales no tienes ni idea y no estás ni cerca pues tus pasos van en la dirección que cueces diariamente y sin mirarme.  A veces, quisiera no ser esto que me llena, esto que me estalla... esto que hace que tu voz sea... lo único que me sana.

Francisco Pinzón Bedoya ©

"Las mil y una..."

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