"Nuestro tesoro: Familia Pinzón Bonilla"
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JUVENTUD
Tú
que juegas con ella y sin alarde
y
con gran pasión y anhelo, sublimemente la derrochas.
Para
ti que el tiempo -esquivo y extraño-
ni
siquiera vale, ella hermosa luz no existe.
Tú
que lloras cuando hay que reír,
y
ríes cuando hay que llorar.
Tú
que lo fácil lo conviertes en difícil,
y
lo difícil en fácil.
Tú
que un día vives cansada y sin hacer,
y
otro, haciéndolo todo sin cansarte,
irrumpes
en la paz de la mañana
y
en el desafuero de la noche,
con
tu sabio disfrute y loca algarabía,
corres,
llegas y haces todo ... sin saber.
¡En
fin!. Eres como eres y así será siempre.
Cuando
encares la evidencia de lo que tuviste
ya
no lo tendrás, y solo te quedará
colgado
en cada labio y en cada espera,
un
consejo para otros oídos jóvenes
que
sin ninguna piedad no te querrán escuchar.
Esta
contradicción, esta locura creativa
no
la cambio yo ni la cambias tú. Es el
destino.
En
cada nueva contradicción se renueva la vida,
en
otro joven por venir, en otro joven por llegar.
Francisco Pinzón
Bedoya ©
Poema
del libro ENCUENTRO, publicado en 1999 dedicado a mi hija Paula Andrea Pinzón
Bonilla
Los hijos, ese tesoro inagotable que nos da la vida, esos que nos roban los sueños y nos contagian de esa energía y juventud que los embarga, haciéndolos únicos. Precioso homenaje a tu princesa Francisco, me encantó
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