A MI PAULIS,
FELIZ CUMPLEAÑOS
Hace un tiempo
lleno de vida, llegó a nuestras almas un ser creado en el amor. Tu llegada fue un soplo de esperanza, no sólo
para nosotros sus padres sino para toda la familia. Medías 42 cms y pesabas apenas 1800 gr., de
pelo rojo y manos de araña. Prematura que
duraste sólo 2 días en incubadora, pero la expresión del obstetra lo sanó todo:
“¡Pero tiene todos los reflejos para vivir!”, y mira si lo has hecho. Estás hoy llena de energías, de caminos, de
futuros, de estrellas, de voces, de contagios para todos aquellos que te hemos
estado acompañando.
Hoy, lo
confieso, con lágrimas, celebro tu cumpleaños desde el alma de un padre que te ve
crecer en tus sueños como si fueran los propios, que te ve volar y mira tus
alas como las que hubiera yo querido tener, con esa energía vital de la que se
deprende todo. Esas alas que aupé y
llené de energía para que cumplieras todo lo que soñabas y no dejarás de soñar.
Yo, un humano
imperfecto y muchas veces equivocado, sólo quiero atestiguar que me siento
orgulloso de ti, que vibro con cada voluta de aire que respiras y que te amo
profundamente y sólo quiero que lo sepas.
Que como en broma hemos parafraseado a Mafalda: “¡Nos graduamos el mismo
día!”.
Corren por mi
mente todas y cada una de las horas desde tu natalicio hasta los miles de días en
que has llenado todo lo que somos, y sólo me cabe una enorme sonrisa. A ti he escrito varios poemas con todas mis
grafías desdibujadas a veces pero con el alma en las manos. A ti te he dicho miles de veces que te amo de
múltiples maneras y lo seguiré haciendo: Mi Paula Andrea, te amo. Sólo quiero que sigas siendo feliz, pues después
de tanto vivir concluyo que es la única obligación que tenemos para con nosotros
mismos.
Podría ser muy
extenso hablando de ti, pero lo sabes y lo entiendes: no lo haré. Sólo quiero hoy que celebres con tu “familia”
que allá tanto te ama, y que sigamos muy unidos y llenos de fe en el destino como
hasta ahora, así haya a veces señales que nos desanimen.
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡FELIZ
CUMPLEAÑOS mi pequeña!!!!!!!!!!!!!!!.
Quiero
recordarte hoy con ese poema que te hice después de una lección que me diste en
tus palabras, cuando tenías trece añitos y que publiqué en mi primer libro:
DÉJAME SER
Let
it be (JL)
Déjame actuar, déjame aprender,
permíteme equivocarme y asumir
sin pretender, mi propio ser.
Déjame entender qué soy,
cómo y por qué. Y para donde voy.
Así llevaré mi propia carga.
Solo extenderé mis brazos
ya llenos de experiencia
propia, dura y no ajena.
Y con infinita gratitud
saludaré al creador
y a ti, mi libertario.
No es torpeza ni altanería
solo pido y exijo conocer, y
apreciar
lo que me es dado bajo la lluvia.
(escrito el 12 de enero de 1999)
Francisco Pinzón Bedoya ©
Medellín, septiembre 9 de 2016
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