"La fruta de tu cuerpo"
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DE PRONTO...
Hoy,
pensándome,
sintiendo
en el aire
el
peso de la ausencia,
creyendo
que tal vez eras tú...
llegó
un aviso en texto
que
decía que aún vivías,
que
aún fustigabas tus recuerdos
frente
a tu ventana.
Hoy,
partiendo del mundo de tu rosa,
desde
olores prestados,
desde
búsquedas infructuosas,
épicamente
siendo tuyo,
con
mi abstinencia intacta
y
ese halo de cordura
que
aún me subyace para ser
lo
que otros ven...
lo
he
sentido
todo...
todo:
El
peso de tu estela,
la
suerte imperante de tu risa,
el
faldón verde con tus zapatillas rosa,
las
mañanas en que te sorprendía
desde
algún hallazgo extremo
en
la orilla de alguna calle,
la
barbarie en que aún te deseo,
los
postres a medio empezar,
la
fruta intensa en que se convertía tu cuerpo,
el
desasosiego por cada minuto
en
que no aparecías, para luego
-con
tu sonrisa y esos encendidos fuegos-
hacerme
sentir el ser infinito / ese ser de incendio,
la
presencia palabrera más cimera
con
que asaltaba esos intermedios de locura,
y
todo aquello que tu aliento fresco suponía...
Y
entonces...
quise
descubrir
el
inmenso extraño que soy,
la
fuerza imperiosa que eres
y
lo poco que tengo...
y
sólo me quedó
el
poema
...
por ello
quise
escribirte éste
para
que supieras
cuánto
es eso que me invento
eso
que está entre las voces y el canto
entre
mi sangre... y tu fuego
y
entre el cielo y el infierno
Francisco
Pinzón Bedoya ©
En esa fuerza imperiosa que nace la bellísima locura de sentir, se crea la magia de escribir, como en estos maravillosos versos donde desbordado en pasión el poeta ansía la fruta del cuerpo soñado, elixir de vida.
ResponderBorrarUn poema lleno de emociones, querido.
Abrazo grande, Francisco.