CON
AROMA DE NOSTALGIA
Se
perdió de pronto por entre los colores de la tarde. Era un sonido extraño, silencioso, que olía a
soledad. No sabía cómo llegar a su
destino pues sólo sabía... a dónde. Cada
que se tropezaba con el viento en alguna esquina, con el zumbido de una abeja,
se desfiguraba, pero él se mantenía firme en su viaje en libertad.
Clavó
su mirada en el horizonte y quiso apostar a ser el pájaro que lo
sobrevolaba. Sólo el alma que lo emitió
y otra que lo esperaba sabían que en su esencia y en su individualidad, era un
suspiro.
Francisco
Pinzón Bedoya ©
2006
Los colores de la tarde.
ResponderBorrarTodo se va en un suspiro.
Me encanta. Excelente.
Mi suspiro, llega a su destino, al alma de un poeta
ResponderBorrarQue bueno tu trabajo!!La nostalgia bonita en tus letras.
ResponderBorrarMe encanta tu blog, un abrazo.