POR ESA SIMPLE RAZÓN
En un cielo quebradizo
se posan mis pasos de
furioso
luego de ser un
estertor de ruecas
sobre el ovillo vacío
No hay lugares ni
sombras
ni expediciones ni
naves
que surquen el
horizonte
en que los dos nos
encontrábamos
Ahora... me parezco a
un ovillo
contrito y escondido
tras la jarana de la
tarde
en que sin brillo nos
vencimos
¿Qué queda? ¿A qué me
enfrento?
A un final perturbado
de voces
que se irán creando sus
ecos
por el simple hecho de
querer
tener su propio cuerpo
en mis altares
Francisco Pinzón Bedoya ©
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