jueves, septiembre 11, 2025

Tenía que ocurrir


  


 

TENÍA QUE OCURRIR

 

Los presagios

siempre son inexplicables

pero éste... no lo era.

Llegó como cuando

detrás de las nubes grises

las tormentas se pasean.

Era más humano y leal.

Tenía cara de mamá.

Se compadecía

de la suerte de mí mismo,

y hacía pensar

en los tiempos mejores

del porvenir.

Ese presagio

me sabía a montaña,

a páramo toldado,

a serpenteante riachuelo

entre guijarros lamosos

de verde esperanza.

Mi presagio

se había vuelto familiar

y yo, ya lo quería

aunque sólo lo tenía

desde la noche anterior.

Pero... doce horas

de conversación

calmaron mi miedo.

Se fue variando el ambiente

como colores de instantes

atardeceres de mar.

Se volvió certeza después

porque así y todo, ocurrió.

 

Francisco Pinzón Bedoya

2000

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