jueves, mayo 04, 2006

NOTAS SOBRE “INSOMNIOS Y DUERMEVELAS”

Para hablar de mi periplo por este libro, empezaré por saber qué es "duermevela". Según el DRAE (Diccionario de la Real Academia Española)
(De dormir y velar).
1. amb. coloq. Sueño ligero en que se halla el que está dormitando.
2. amb. coloq. Sueño fatigoso y frecuentemente interrumpido.

Descubrí entre los anaqueles olvidados de la Universidad este pequeño libro, de un Mario Benedetti que cada vez admiro más. Ya no es sólo el portento de los tiempos en que la táctica y la estrategia sobresalían sino que, hurgando en sus intestinos, he encontrado alguna fórmula especialmente fabulosa para desentrañar y aprender de ella. Me he identificado con su pluma y tal vez por lo que me apresto a escribir esta hoja es porque esos escritos me han invitado a decir y a escribir lo que siento de una manera muy mía, muy intensa y llena de presagios. Es como encontrar de pronto una forma no dicha de algo que buscabas para resolver algún acertijo que te estuviera llenando de curiosidad, y ello en mi poética creo que será de una importante influencia.

La primera enseñanza es que en cada sencillez de los diferentes temas que a uno se le puedan ocurrir en momentos de insomnio, hay una belleza que refleja la belleza que uno siente en extraña y temporaria paz por ellos. Es una ventana en que he encontrado que el decir con el salero personal, lo que queremos decir desde dentro, nos da la libertad de mostrarnos tal como somos y no como creemos que somos o como nos ven los demás. Algunos ven estos versos como irónicos, humorísticos y hasta emotivos, sin ser ello nada nuevo en su poética sino una sublimación de sus rasgos más profundos. Es un poco el permiso que Benedetti se da a sus 80’s cuando confiesa que ya siente que está cada vez más cerca de la muerte, máxime después de un marcapasos con que recuperó un poco su precaria salud cardíaca. Dicen algunos que hay trascendentalismo en estos nuevos versos, aunque creo que siempre los ha tenido, sólo que en el releer, por ejemplo, sus Inventarios, uno encuentra el mismo sentir.

La segunda enseñanza tiene qué ver con tal vez el tardío descubrir que en el seguimiento que hace Benedetti de las reglas de oro del siglo de oro español, por ejemplo en los sonetos de versos endecasílabos, hay un ritmo que se pega y se queda en uno en un tono musical que atrapa, casi independiente del tema en cuestión. He descubierto que no importa si es la luna o la soledad o la tragedia o la globalización, si en ellos hay el ritmo que siento a veces tamtámico o a veces válsico o tangófilo, como el de las barriadas de “El lado oscuro del corazón”, se percibe su firma o sus huellas “poemánticas” si se quiere.

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