Y otro mar, amigo oculto de mi otro mar, me recibió -al principio- con su tímida sonrisa como diciéndome y reclamándome algo de mi presencia, pero una vez se convenció que yo no venía a nada distinto que a empapar mi ser de sus colores, entonces explotó en ellos en sus últimos quince minutos del día. Las siluetas de dos demiurgos empujando una carreta fue lo único que distrajo mi atención, mientras me decía que ver esa infinita gama de amarillos, de azules, de blancos, que luego trocaron en ocres, magentas y azules traslúcidos hasta los más intensos rojos instantáneos, bien valieron la pena de manejar por tortuosas carreteras llenas de personas anhelando sus jornadas de descanso. Bien valió la pena tanto esfuerzo, incluso al oír a alguien ofrecer tatuajes imperecederos "que se borran fácilmente". Fue como darle un respiro a mis nostalgias y empezar a hacerlo frente a otras melancolías. La apatía inicial que había hecho eco en mí, por esta historia de colores pareció que dio paso a un mirar embelesado y a sentirme otra vez parte de este mar que llevo pegado a mis costados.
Palabras, imágenes, colores, nostalgias, algunas melancolías y algunos escritos, tan personales como mis ojos, están a su disposición... y a la sonrisa de quien se quiera reír con ellos, al grito de quien los quiera comentar...
sábado, septiembre 22, 2007
NOSTALGIA DE ESE MAR AMIGO…
Y otro mar, amigo oculto de mi otro mar, me recibió -al principio- con su tímida sonrisa como diciéndome y reclamándome algo de mi presencia, pero una vez se convenció que yo no venía a nada distinto que a empapar mi ser de sus colores, entonces explotó en ellos en sus últimos quince minutos del día. Las siluetas de dos demiurgos empujando una carreta fue lo único que distrajo mi atención, mientras me decía que ver esa infinita gama de amarillos, de azules, de blancos, que luego trocaron en ocres, magentas y azules traslúcidos hasta los más intensos rojos instantáneos, bien valieron la pena de manejar por tortuosas carreteras llenas de personas anhelando sus jornadas de descanso. Bien valió la pena tanto esfuerzo, incluso al oír a alguien ofrecer tatuajes imperecederos "que se borran fácilmente". Fue como darle un respiro a mis nostalgias y empezar a hacerlo frente a otras melancolías. La apatía inicial que había hecho eco en mí, por esta historia de colores pareció que dio paso a un mirar embelesado y a sentirme otra vez parte de este mar que llevo pegado a mis costados.
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