Amigos
blogueros:
Hace un tanto que no escribo, especialmente poesía. Para mí ese “
tanto” está medido en términos de días. No es porque no haya algo qué decir sino porque no ha habido la oportunidad de escribirlo de la forma en que yo quiero que sean los versos, aunque la sed traspasa la barrera e incluye la prosa. Debo confesar aquí que soy en esencia, “
un conversador”, una persona que si no habla es porque no hay escuchas. He descubierto que cuando los hay, soy el verbo mismo, y hasta me afecto y demuestro mi sed porque noto que digo más allá de lo que mis escuchas quisieran oír. He pensado sobre el tema, y creo que no practico mucho la escritura en prosa porque prospera en mí un paradigma: se debe escribir sobre cosas “
importantes”, sobreestimando lo importante, tomándolo casi como sinónimo de lo absoluto y trascendental, y ello no ocurre todos los días. Por ello, me propondré hablar de lo cotidiano de mi vida, de lo que pasa hermosamente por mis lentes, de lo que leo y encuentro como algo muy interesante, y de otros temas que bajo el marco de “
poesía” se me están quedando en el tintero.
Tal es el estado hoy, por ello he optado por decir en letras algo. En mi divagar lector, me he sorprendido al encontrar algunos cantos hermosos de
Eduardo Galeano. Uno de ellos es “
El derecho de soñar”, que expresa de una manera romántica el anhelo de millones de seres humanos, tal vez un porcentaje demasiado alto imploramos que ese soñar sea verdad. Expresa “
El derecho de soñar no figura en los treinta derechos humanos que las Naciones Unidas proclamaron en 1948. Pero si no fuera por él, y por las aguas que da de beber, los demás derechos se morirían de sed.”. Los invito a que lo busquen y lo lean (Un enlace puede ser:
http://www.fotolog.com/dedodelmundo/48522209). Me llama la atención de manera mayor algunas de las consecuencias de ese manifiesto, como: “
La gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será comprada por el supermercado, ni será mirada por el televisor.” Tal vez aquí está ese grito haciéndonos ver el demiurgo que hay en el consumismo, contra el que tanto ha luchado este embajador del mundo latinoamericano. (Cito otro documento suyo: “
La mayoría, que se endeuda para tener cosas, termina teniendo nada más que deudas para pagar deudas que generan nuevas deudas, y acaba consumiendo fantasías que a veces materializa delinquiendo.”).
También de Eduardo (con la familiaridad que me da el haberle estado leyendo varios días) he encontrado su faceta de poeta. Transcribo un hermoso poema suyo:
“La noche
1
No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los
párpados.
Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer
atravesada en la garganta.
2
Arránqueme, señora, las ropas y las dudas. Desnúdeme,
desnúdeme.
3
Yo me duermo a la orilla de una mujer: yo me duermo a
la orilla de un abismo.
4
Me desprendo del abrazo, salgo a la calle.
En el cielo, ya clareando, se dibuja, finita, la
luna.
La luna tiene dos noches de edad.
Yo, una.”
Al leer poemas como éste, viniendo de quien vienen, sigo pensando y sintiendo que versearle al amor es inherente al ser humano, sigo sintiendo que publicar en este sentido y sobresalir en el intento se convierte en algo tan difícil como “
poemar” sobre lo que cotidianamente todos sentimos, y por ello –ahora entiendo mucho mejor el terminacho- suena a poesía íntima. Toca fibras y es como caminar de equilibrista. De ello quiero colegir que proseguir con el objetivo de publicar mi libro de poemas de amor es hoy un deber, más que una aventura. Mi posdata a este poema de Galeano es el verso con que empieza mi libro: “
Impera una mujer hermosa en mi mirada:”.
Me apoyo para este post en mi cotidianidad y siento que en ello hay un “
destranque” al escribir, oficio que me da vida y me permite ser.
Me encantaría sus opiniones al respecto.
Mayo 26 de 2009