OLOR
Sólo me quedó tu olor entre mis
dedos.
Yo contuve tenso mi fuerte
conmoción
para poder aspirar ese pedazo de
aire
que rápido se me escapaba sin
razón.
Quería retenerte junto a mí para
siempre
como sólo se alcanza con aquellos
actos
compulsivos, inspirados y sedientos
que especialmente logran los
enamorados.
Las horas te fueron disolviendo,
te fueron silenciosamente alejando
y no dibujaron de ti sino un recuerdo.
¿Será que otra vez podré
encontrarte
en algún frasco hermoso y mágico,
envasada,
con tus esencias de mujer
apasionada?
Francisco Pinzón Bedoya
©
De mi libro inédito AMANECERES
1999
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