HACIA LA SUERTE
Tú frotabas la lámpara y pedías
deseos
pero siempre había un pero o una
disculpa
Yo veía cómo te despedías de cada
día por maligno
y entrabas en tu caparazón blindada
de realidades
Mi mano te acompañaba pero no era
suficiente
con mantenerte conectada a mí y al
planeta
Eso fue de niña... ahora recuerdo:
por eso entiendo que ahora
vivas entre casinos y ya no tengas
vida
sino muchas monedas y fichas
y decenas de quemones de tanto
fumar
más un amor lleno de pájaros y un
gato
Francisco Pinzón Bedoya
2016
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