LA OTRA DEL “GIRO ORDINARIO”
Hace muy poco escribí un texto
desconectado, coyuntural, muy personal e inane, por cierto, que quise darle un
tono irónico y hasta sarcástico. y de ese ejercicio de escribir salió esta
perla. Se las comparto.
Con mi experiencia como poeta y
fotógrafo (a mi edad (69 años) de profesional retirado), le he dado a mi texto un
giro original sarcástico que destaca una aversión visceral a las multitudes con
alguna ironía, tal vez elegante y resignada, sin descartar toques de humor
negro y autocrítica
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La
Placentera Ruptura del "Giro Ordinario"
El
cielo lluvioso e intromiso (¡qué originalidad!) interrumpe, como siempre, el
patético giro ordinario de la vida a mi alrededor. Para atender ese giro —es
decir, para pretender ser un ciudadano funcional—, me han dicho que se necesita
resina y paciencia. De la primera no sé nada (sólo un poco de resina-ción) y de
la segunda tengo lo justo para tolerar al repartidor. Aunque, debo admitir que
he ganado terreno para evitar parecer aún más asocial de lo que mi distinguida
edad ya me permite ser. Para el clima, sin embargo, basta con la famosa Oración
a la Serenidad (o el aforismo popular de turno): enfréntate a lo que está a tu
alcance y listo. Lo que está a mi alcance, por supuesto, no es sino el control
remoto y, a veces, un buen café.
En
otra época, claro, justificaba mi gloriosa poca aptitud para las masas con la
manida excusa de la timidez. Pero, ¡vamos!, a mis 69 años, la timidez es un
concepto demasiado juvenil. Ahora soy, simplemente, áspero por fuera. Un
delicioso caparazón que, ¡oh, sorpresa!, parece notarse. Viajo,
"herrabundeo" (¡qué palabra tan pintoresca!), cumplo mis obligaciones
de salud y, lo más doloroso, las mínimas sociales... Pero, por favor, me
mantengo religiosamente alejado de las multitudes. ¡Qué agotamiento mental!
Tanta confusión ante los barullos y los arracimamientos de gente variopinta. En
especial, si la interacción no me deja un sustancial dividendo en el alma o en el
espíritu. Una pérdida de tiempo, digo yo.
Soy
casi evasivo, lo cual es un talento en sí mismo, pero la vida moderna me obliga
a enfrentar ciertas situaciones inevitables. Un fastidio. Sigo tomando
conciencia de ello (Es un pasatiempo de algunos viejos: reflexionar sin actuar)
y pretendo... mejorar. Mi arma secreta en estas misiones es el tríptico
perfecto: La Razón, un poco de planeación y, por supuesto, la precisión para
que la gestión dure el mínimo de segundos posible.
Gracias
a quien corresponda (supongo que al arquitecto de mi casa), por haberme
permitido lograr vivir en mi sociedad... sin tener que interactuar demasiado
con ella. ¿Qué te parece? Sarcasmo envuelto en un papel de poeta blasé y
retirado.
Francisco
Pinzón Bedoya ©
octubre
8 de 2025
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Para ilustrarlos, dejo a continuación
una búsqueda del término POETA BLASÉ y se los anexo. Es de esas partes que no es necesario leer.
Un poeta blasé (poeta
hastiado) es una persona que, a través de su obra, muestra
una actitud de indiferencia, hastío o desinterés hacia el
mundo, expresando una especie de hartazgo con las convenciones y las ilusiones
de la vida. Este término describe a un autor que, en lugar de buscar un
propósito o un cambio, adopta una postura contemplativa y desapegada,
reflejando la vacuidad de las experiencias y el desengaño existencial.
Características principales de un
poeta blasé:
·
Indiferencia y apatía: El poeta blasé muestra una falta de interés en las
cosas mundanas y en el progreso o los ideales colectivos, mostrando una actitud
de desdén.
·
Hastío y desencanto: Se caracteriza por un profundo sentimiento de cansancio ante la
vida y sus frustraciones, una especie de hastío que se refleja en su poesía.
·
Desinterés por las convenciones: No busca la aprobación o la fama, ni se adhiere a
movimientos literarios o sociales. Su enfoque es individual y reflexivo,
alejándose de la participación activa en el colectivo.
·
Reflexión desde la individualidad: Su obra surge de una perspectiva personal, donde la
soledad y la individualidad son elementos centrales, en contraste con la poesía
de participación o la protesta social.
·
Estilo despreocupado: A menudo, su estilo puede ser aparentemente despreocupado o falto
de fervor, aunque esto puede ser una forma de expresar su desilusión.
En resumen, ser un poeta blasé
implica ser un observador desapegado, alguien que ha experimentado el desengaño
y lo plasma en su obra a través de una sensibilidad afectada por la
indiferencia y el cansancio vital.
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