Un poema que les compartiré al final, me hizo pensar en este tema, aunque no tengo como oficio ser poeta. Es probable que a muchos bardos pase lo que Goytisolo nos dice. Cada explosión, que después puede llegar a ser un poema, debe tomarse con toda su sustancia y se le debe dar forma, tal vez de modo parecido a cuando la cerámica sale de su molde, donde es necesario quitarle la rebaba, lijarla y hasta cubrirla de otros minerales para que resplandezca y tenga dureza y condiciones para pervivir el tiempo para el cual quien la compra espera. Se deshilacha en otras ocasiones y en el primer tirón, se deshace, en estos casos ese poema murió sin nacer. Pues así es el poema, nace tímido y a veces amorfo, con la sustancia que sólo el alma de quien lo concibió conoce, sin garantía de existencia.
Hay pocas oportunidades en que se aparece con toda la fuerza y su desproporción arrolladora, casi deja de lado al hacedor de esos versos, y adquiere por su tono y su consistencia, vida propia. Este es, a mi pesar, el menos de los más, es decir, ocurre menos veces de lo que uno se imagina. En algunas oportunidades, sentimos que decir lo que queremos decir no son siquiera palabras propias sino unas que todos dicen pero que el poeta quiere decir a su modo, como una juglaría del común, de todos, de conocimiento pleno del conglomerado a que se pertenece; tal vez, un poco como devolviendo lo que nos ha sido prestado.
A veces, concebimos al poeta como un iluminado, pero creo que para iluminar se requiere... mucho trabajo. ¿Herramientas? Todas aquellas que tengan que ver con poner en palabras lo sentido, lo intuido, lo bello y lo deseado, en un solo crisol. Se verterá luego de él, ese arrabio que creará el lingote para luego ser domado, para ponerle frenos y correas y hasta afeites que no lo hagan parecer ni necio ni triste ni exultante ni extraño, sólo... un poema bello.
EL OFICIO DEL POETA
JOSÉ AGUSTÍN GOYTISOLO
Contemplar las palabras
sobre el papel escritas,
medirlas, sopesar
su cuerpo en el conjunto
del poema, y después,
igual que un artesano,
separarse a mirar
cómo la luz emerge
de la sutil textura.
Así es el viejo oficio
del poeta, en el soplo
sobre el polvo infinito
de la memoria, sobre
la experiencia vivida,
la historia, los deseos,
las pasiones del hombre.
La materia del canto
nos la ha ofrecido el pueblo
con su voz. Devolvamos
las palabras reunidas
a su auténtico dueño.
hola amigo, muchas gracias por tu visita al mi blog, la tuya me gusto mucho pasare mas de seguido a visitarte . un beso
ResponderBorrarser poeta es mirar el mundo un poco al reves pienso
ResponderBorrarhttp://sendadelnahuel.blogspot.com/
Hola Francisco, gracias por pasar por mi Blog,
ResponderBorrarNo era un post antiguo solo que tengo un poco abandonado mi Blog :( por las actividades y trabajos extracurriculares, jejeje!...
Tu Blog esta fantástico!
vuelvo con mas calma a leer tus poemas.. :)