"Allí va..."
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LA DUEÑA DE LA HACIENDA
No
me basta con saber que eriges tus ruinas
y
buscas el tesoro entre tus faldas...
a
mí me llenaría de suspiros que fuera yo parte de ellas
que
me tomaras y me abandonaras al garete
tan
pronto como me hubieras desahuciado
No
me deja un sabor amotinado todo el color
que
se desgaja de tu boca sin remedio
porque
a mí me encantaría ser parte del río
que
se cuela por entre tus senderos
para
llegar a ser la sangre que te bullera dentro
No
es dable que yo esté al lado del camino
cuando
se pudiera montar en tu grupa
y
decidieras galopar y el aire se volviera denso
y
sacudieras toda mi columna y mi conciencia
pudiendo
yo aferrarme sutilmente a tus relieves
No
me alcanza con tenerte listas las bestias
y
ver cómo exhibes tu muslo al subirte
ni
cómo sonríes a todos –aún a mí-
como
si ninguno de nosotros existiera
mientras
se nos escapa todo el palpitar detrás de ti
No
me llena eso que dejas tirado en tu balcón
cuando
exhibes tu ropa interior como un trofeo
y
todos nosotros en el pueblo creamos un lamento
que
se escucha en todas las noches y en los patios
con
los quejidos que viajan a coro... sin tú saberlo
No
me place / no me anima / no me acoge / no me basta
pero
es lo único que los mortales de este feudo tenemos de ti
sin
que exista el más mínimo compás de vida en las tardes
que
nos diga que al menos... lo percibes y sonríes
para
todos nosotros... desde lejos
Francisco
Pinzón Bedoya ©
Creo
que se pueden contar cuentos
en una poesía
Esta
es una de esas formas, una que yo me imagino que es posible y la he vuelto como
tal.
¡Juzguen ustedes!
Me parece fantástico.
ResponderBorrarSaludos.
Una hermosa manera de narrar si perder lo poético.
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