Según Nietzsche:
“Sólo se debe escribir para escritores, y sólo quien escribe realmente lee”.
El discurso lacaniano es una fiesta del pensamiento, y después de pasar por el éxtasis de su interpretación queda uno con la sensación de que el ensayo, el fácil y ameno ensayo, tal vez no sea más que un género para los mediocres.
En el interior mismo del género ensayístico, desde muy temprano se evidenciaron dos grandes tendencias: una de línea montaigniana (subjetivista, intimista, proclive a la poesía) y otra de línea baconiana (más objetiva, más rigurosa, más “seria”). En el fondo, sin embargo, ambas líneas siguen siendo subjetivistas y en ambas se presentan mezclas.
Tomado de "Consideraciones sobre el ensayo en tanto género" Diego Gil Parra http://poligramas.univalle.edu.co/25/gil.pdf
El discurso lacaniano es una fiesta del pensamiento, y después de pasar por el éxtasis de su interpretación queda uno con la sensación de que el ensayo, el fácil y ameno ensayo, tal vez no sea más que un género para los mediocres.
En el interior mismo del género ensayístico, desde muy temprano se evidenciaron dos grandes tendencias: una de línea montaigniana (subjetivista, intimista, proclive a la poesía) y otra de línea baconiana (más objetiva, más rigurosa, más “seria”). En el fondo, sin embargo, ambas líneas siguen siendo subjetivistas y en ambas se presentan mezclas.
Tomado de "Consideraciones sobre el ensayo en tanto género" Diego Gil Parra http://poligramas.univalle.edu.co/25/gil.pdf
POLIGRAMAS 25 • Julio 2006
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