sábado, marzo 24, 2007

Dos manos derechas

Quiero escribir y sólo me salen algunos versos de imperiosos acentos que no encuentran su lugar. Quiero decir que todo lo que suma en mi memoria algo tiene ese tono encriptado de alguna ajena poesía, y por ello, cada que repaso un verso leído muchas veces parece que estuviera leyendo uno distinto porque lo interpreto y lo entiendo y lo siento distinto. “Quiero escribir, pero me sale espuma, / quiero decir muchísimo y me atollo, / no hay cifra hablada que no sea suma...” (César Vallejo) y en mí es una suma de versos cantados con mi lenguaje milmente repetido. Quiero escribir versos esta noche... y no puedo. Parece como si tuviera atados mis dedos, como si mis manos fueran dos manos derechas. ¡Suele ocurrir! Por lo menos Vallejo fue capaz de volverlo escritura... Es el momento de la sequía (espero que momentánea) del hacedor de versos. Pulula entonces la sombra de la pesadumbre... que me permite acceder los versos de otros en lugar de producir los míos.

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