"MI HIJO, EL LIBRO
Cuando lo terminé y edité, quise reafirmar con la autoría que fuera uno que sorprendiera, uno que se entendiera con la dermis, con los ojos, con las comisuras de los labios, con los guiños y los mohines de la nariz, y hasta con los sonrojos evasivos de quienes lo leyeran.
Cuando lo leí, ya terminado, me figuré como el padre creador de un lucero con vestido y capa, con cadena y reloj de plata, que iluminara la pista del baile del alma, que sonriera bajo su sombrero al viento, al dolor, a la lluvia, al insomnio, y que contara historias que deshicieran desamores, indecencias, necedades, de quienes lo leyeran.
Pero... ¿saben qué? Yo creo que todo ello ya lo tengo... Lo he asaltado y lo he apodado: Mi huérfano prestado al tiempo. Ése que no da tregua, ni a la línea imaginaria que surge desde sus versos, ni al afán misterioso que me empuja a sacarlo de su inveterado anonimato, pues él debe llegar sudoroso a la carrera hasta algunas ávidas mentes que suplicarán conocer qué hay más allá de sus poemas.
Será, ya mayor, un hijo... que más que fraternidad tendré con él compinchería, amistosismo, engalanamiento de mi loca insania, formalizador de legendarias satisfacciones. Muy a pesar de que su interior sólo cobrará vida con el ritmo del lector.
De ésas, mis palabras, quiero que tenga la premura contagiosa de la adolescencia cuando nos trastornaba el más leve roce, y así se cumpla lo que dijo alguien al leerlo: hay momentos en que se necesita mirar para otro lado, quizás a los zapatos o a la pared del frente, o a la cortina, para no atragantarse y poder continuar con ese deleite que fascina.
OHCNARF (mi seudónimo)
2/II/2001"
Uno de esos intentos que no fueron, por múltiples motivos...
Un tríptico que provenía de ese incipiente poeta que por allá en 2001 era...
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