miércoles, agosto 27, 2008

FRAGMENTO DE LA ENTREGA N° 47 PARA LOS AMIGOS DE LA POESÍA





Y HA VUELTO EL FESTIVAL Y LA ÉPOCA DE CAMBIOS

«Y... uno se queda inundado de poesía y se pone el ser a figurarse cómo sería uno sin todo ello (sin tanta poesía), y casi para mí es impensable, y por ello y tal vez por ello es que la vida continúa.

De la misma manera llegó a mi vida un evento especial en el que pude degustar las mieles de la música clásica entre un conglomerado de personas que no sólo la sienten en sus corazones sino que la ponen en un pedestal como en el que yo pongo a la poesía, y ello me encantó, fui partícipe y de ello me queda la sensación y la certeza de que el sentir es uno solo, que nos une a los seres humanos en dimensiones que en sí mismas nos trascienden.

En medio de esa conjunción de música y poesía, estas reflexiones escribí:

"Así como la hierba no es la misma después de leer a Whitman, ni las noches de luna son las mismas después de leer a Silva, un poco parafraseando a Borges, estoy también convencido de que ni Dvorak ni Grieg ni la música clásica del comienzo del movimiento modernista es la misma después de que uno se asoma -no importa si por accidente como es mi caso- a los acordes de esos compositores y, por encanto de la forma en que otros los abordan, alcanzar a entender sus motivaciones nacionalistas y sus enormes ganas de rescatar lo autóctono de sus repúblicas natales, la Checa y la Noruega. En ellos, uno escucha sus violines montañeses o los silbos de los vientos por entre los fiordos para derrotar lo agreste de sus costas escandinavas. Yo mismo ya no soy el mismo después de cada experiencia con cada poeta que en forma caótica se me aparece en mi camino de sueños poéticos, ni en el reconocimiento de que el sentir en esos estados de alta conciencia musical hay poesía, y que ello me ha hecho ser un mejor constructor de versos, de mis versos, de mis pequeños sueños."



Y no contento con toda esta cascada de emociones, llega el centenario del nacimiento de Pablo Neruda. Fui a ver el acto conmemorativo que le desplegó El Colombiano, periódico de Medellín, a través del ensayo del gran poeta William Ospina denominado "Pablo Neruda y la embriaguez de las palabras", una lectura en la que saltaban hacia mí, desde la fantástica pluma del poeta, el análisis del periplo de Neruda por su Canto General, unido a precisos y hermosos comentarios y adjetivos propios de la pluma de Ospina. En mi cuaderno quedaron como testigos, esta frases: "el uso certero de los adjetivos...", "la luz vino a pesar de los puñales...", "el rojo, gota a gota, iba naciendo...", "el inca salió de la música rodeada de sueños...", y esa noche volví a repasar algunos poemas de la Residencia en la Tierra, de sus Cien sonetos de amor, de su póstumo Para nacer he nacido, de su forma intemporal de escribir, y esa noche dormí al arrullo de los vientos chilenos o de las minas de cobre, o de las caracolas de Matilde, ¡qué grande sueño tuve siendo poeta! Seguiré siendo Nerudiano, porque Neruda es infinito, y conocerlo es más largo que mi vida restante. »

Julio 18 de 2004

2 comentarios:

  1. el canto general es mi libro de cabecera
    allí Neruda es simplemente SOBERVIO!!!

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  2. Coincidimos en lecturas, en escritores y en música. Recibe mi abrazo desde Lima gris, Julia

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Cuando ocurre...

    CUANDO OCURRE...   Desde ese saludo que se lo toma todo como una canción que no se conoce... hay un suspiro que se arroja a un precipici...