Es madrugada, tomo el teléfono, lastimo el silencio, desgarro la inexplicable paz, y te busco. ¿Por qué?
Puede que haya encontrado yo un eco a la soledad en esa voz. Hablas de un encantamiento, y que va calando a partir de alguna condición propia de vivencias en el devenir de una historia que está mediada por lo que eres y no, por lo que anhelas y puedes, por lo que sueñas y encuentras y lo que no.
Pero hay un mágico melao que exudas y lo viertes en sonrisas y en halagos, cuando me animas a una función nueva de encontrarnos, de algún son ignoto de los Matamoros o de los boleros que alguna vez Bobby Capó sonó al oído de alguna portorriqueña para enamorarla, o a tocar con unos versos la reina en la vereda que alberga en un rincón sueños de libertad.
Tomas de alguna manera mi yo, lo miras desde tu atalaya curiosa y desde allí auscultas qué tanto ganas al acercarte y tocar con tu fantástica manera de interpretar quien soy cuando asumo, figuro, autodenomino, y luego con tu dulzura de niña desfogas lo que tu elocuencia te habita, vertiéndote toda sobre un poco de ser enmohecido.
Pasan, corrientes que activan colores en alguna parte recóndita de la piel y que hacen saltar alguna condición que se oculta aún para mí, de ésas que hasta innombrables.
Podría ser esto un ejemplo.
“Una noche. Una sala llena de luces de velas de cera de abeja o de otras esencias orientales, coloridas, con énfasis en agrás o veranera o qué se yo. Afuera, el frío del páramo.
Adentro una centelleante luz sobre un libro, y tras ella, mis ojos azules, leyéndote y leyéndome poemas propios y tomando al azar algunos ajenos de poetas ilustres y de ilustres desconocidos. Allí, una pasión en conjunción poemaria entre el vate y su dama alegre de ojos brillantes de arrobamiento feliz, y sin excusarnos de no haber estado antes otras horas, un cantante ritmo de risas sin parar hasta que nos conviertan en ríos de emoción, y una alguna de versos encuentren congelada en la mañana quienes lleguen a adivinar que era aquella luz que la noche anterior brotó de una cabaña.
El paso de la risa al llanto, de la euforia al sueño, de la pasión al beso, podría llegar porque habría en esa condición una sublimación del sentir de dos. Tal vez, algunos como yo lo llamaríamos distinto a los demás. No importa ya aquí si en ese altar de una sala de una vereda, ese instante se tardó un minuto, unas horas o un infinito universo que tal vez tiene valores de cero y hasta de un todo, porque de todos modos ese instante: se creó.”
Puede que haya encontrado yo un eco a la soledad en esa voz. Hablas de un encantamiento, y que va calando a partir de alguna condición propia de vivencias en el devenir de una historia que está mediada por lo que eres y no, por lo que anhelas y puedes, por lo que sueñas y encuentras y lo que no.
Pero hay un mágico melao que exudas y lo viertes en sonrisas y en halagos, cuando me animas a una función nueva de encontrarnos, de algún son ignoto de los Matamoros o de los boleros que alguna vez Bobby Capó sonó al oído de alguna portorriqueña para enamorarla, o a tocar con unos versos la reina en la vereda que alberga en un rincón sueños de libertad.
Tomas de alguna manera mi yo, lo miras desde tu atalaya curiosa y desde allí auscultas qué tanto ganas al acercarte y tocar con tu fantástica manera de interpretar quien soy cuando asumo, figuro, autodenomino, y luego con tu dulzura de niña desfogas lo que tu elocuencia te habita, vertiéndote toda sobre un poco de ser enmohecido.
Pasan, corrientes que activan colores en alguna parte recóndita de la piel y que hacen saltar alguna condición que se oculta aún para mí, de ésas que hasta innombrables.
Podría ser esto un ejemplo.
“Una noche. Una sala llena de luces de velas de cera de abeja o de otras esencias orientales, coloridas, con énfasis en agrás o veranera o qué se yo. Afuera, el frío del páramo.
Adentro una centelleante luz sobre un libro, y tras ella, mis ojos azules, leyéndote y leyéndome poemas propios y tomando al azar algunos ajenos de poetas ilustres y de ilustres desconocidos. Allí, una pasión en conjunción poemaria entre el vate y su dama alegre de ojos brillantes de arrobamiento feliz, y sin excusarnos de no haber estado antes otras horas, un cantante ritmo de risas sin parar hasta que nos conviertan en ríos de emoción, y una alguna de versos encuentren congelada en la mañana quienes lleguen a adivinar que era aquella luz que la noche anterior brotó de una cabaña.
El paso de la risa al llanto, de la euforia al sueño, de la pasión al beso, podría llegar porque habría en esa condición una sublimación del sentir de dos. Tal vez, algunos como yo lo llamaríamos distinto a los demás. No importa ya aquí si en ese altar de una sala de una vereda, ese instante se tardó un minuto, unas horas o un infinito universo que tal vez tiene valores de cero y hasta de un todo, porque de todos modos ese instante: se creó.”
Los rumores del tiempo no cesan...
y se abalanzan sobre nosotros
quienes ya no somos los mismos
Pasé a saludar. Muy bueno tu blog, volveré a visitarte.
ResponderBorrarUn abrazo
Yeli
soy argentino, mi nombre es Danilo.
ResponderBorrarLleguè hasta aqui por casualidad, y al igual que usted comparto la pasiòn por la poesia. quisiera pedirle el favor de visitar mi blog, en el que dejarè un par de textos para que me de su opiòn hacerca de ellos, ya que soy nada màs que un principiante en esto y necesito un poco de criterio de alguien como usted, que ya esta precipitado a este arte... He leido algunos de sus textos y me han parecido de lo mas elegante, es un leguaje muy fluido y agradable aquel que emplea... Bueno, le dejo mi direcciòn, www.Todaviaestoyatiempo.blogspot.com. Desde ya le doy las gracias.
Me han alegrado el dìa sus palabras... Cuan agradecido estoy, es muy dificil de explicar en este momento...
ResponderBorrarSeguirè sus consejos. Buscarè aquel libro que me ha recomendado, y comenzarè de inmediato a curosear algunos libros de gramàtica u otros que puedan aportarme conocimientos literarios.
Sepa que tambièn incluirè su blog a mis favoritos ( vere como hago pues soy nuevo en la interfaz de los blogs), y recomendarè personalmente su sitio a mis amigos màs cercanos... y a todo aquel que quiera disfrutar de textos tan buenos como los suyos.
Una vez màs le agradezco de corazòn haberce tomado el tiempo de contestarme y brindarme tan sabios consejos.
Lo estarè visitando màs a menudo...