jueves, agosto 28, 2008

Yo-Yo Ma









Yo-Yo Ma y sus interpretaciones de clásicos más una urdimbre llena de fugacidades y escapadas hacia otras regiones, me convencen de que estoy cerca de donde he querido estar. Los acordes que regalé y que sé que se disfrutan, aunque no se comente, me dicen que estoy dispensándome ese espacio propio de ser, de ser lo que quiero ser, que no sé si tiene definición o es que sobre ello ni siquiera quiero pensar sino sentir y fluir y estar.


Agosto 9 de 2008






Y cada uno se expía y se sana... como puede

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Puede que haya un secreto tono de decir las cosas que se quieren decir, el cual yo no entiendo, creo que yo no lo sé. Esto lo digo desde el hecho de ver que a veces se ponen las palabras al servicio del sentimiento más que del querer hacer con las palabras un significado en el otro, una marca o una huella en el escucha, aunque ello me suena como a construido y a premeditado. Yo creo que, en mi caso, no es necesariamente como esto último. Yo las siento y así las escribo y las entrego, yo las entrego así. Yo las “figuro” así para poder “darlas” y que ellas lleven lo que siento. ¿Es un extremo poner siempre a las palabras al servicio del sentir? No lo sé, pero me miro y me escucho, con Yo-Yo Ma de fondo, y me digo: “¿Es esto correcto al expresar palabras en un mundo de raudas veleidades y locuacidades que casi nunca dicen lo que quieren decir?” No lo sé... pero me atrevo a escribirlo para poderlo discutir, enfrentar y hasta cambiar si es del caso.

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