ARS
POÉTICA 30
¿Escribir
poesía es decir desde nuestra indagación? ¿Es ese cúmulo de frases que
inventamos al ritmo no muy sosegado de una piel humedecida, una sangre
acelerada que rueda por los intersticios de la vida, y una respiración
ajetreada mientras llenamos cuartillas atropelladas con el mérito de no hacer
juicios ni entablar posiciones al poemar? No lo sé.
La
explosión verborréica, si se quiere, da el fruto de donde brotará el poema o al
menos la esencia de lo que el bardo anhela expresar, desea decir, necesita
sacar. Tal vez una ausencia o una
indefinición, un vacío, una respuesta buscada no hallada pero sí
imaginada. Desertamos de seguir
averiguando y nos lanzamos a un tobogán donde creemos que el escribir nos
sanará, nos recompensará, nos dará paz o -al menos- alguna liviandad que se
parezca a solución. No es más la acción
que en esos días atropella el sentir en ese sinestar de polilla en la
mañana... leve escozor de mar inagotable. Decires desde una mano cómplice que
plasma lo que el ser dicta, tal vez por sí mismo o porque siente la imperiosa
necesidad de hacerlo.
Eso
es la poesía, el desatar el mundo de voces que alegre o tristemente pueblan el
alma, nos habitan, sin pedir más que ser a través de los poetas. Hay un deseo mayor de que suene bello, de crear
belleza en medio de ese erial en que se vive, si ello es posible, ha llegado el
verso, el poema y el poeta, en ese orden. (1)
Francisco Pinzón Bedoya ©
2012
(1) “... lo importante es revelar
belleza
y sólo se puede revelar la belleza que uno ha sentido”
Jorge Luis Borges
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