“Las experiencias y las enseñanzas que han marcado mi vida, como a todos. Por ejemplo:
* Recuerdo como fuego en ritmos, el día que conocí la U. S. Navy Show Band, con su infinito número de instrumentos, sus uniformes impecables, su sonoridad de nube, su entonación y su acompasamiento militar tan perfecto que me parecía mentira, me atropelló mi ignorancia de no saber que existía el Dixie, aunque sólo hasta hace poco sipe que así se llamaba aquel ritmo de lamento y naufragio que cautivaba el sufrimiento de los negros del sur de USA y hasta de sus lágrimas en voces. Ese día mi epidermis blanca se sintió negra con el ritmo del Jazz y más aún con el Blues. Las marchas fueron la referencia de que estaba frente a una banda, pero desde esa tarde de un agosto de calor infernal mi vida musical no fue la misma que llevaba junto a ese mar.
* Recuerdo mi primer viaje con la familia por la sabana de Bogotá, referenciado exactamente en unas fotos de blanco, negro y grises que reposan en una cajita de cartón donde mi mamá, donde todos (papá, mamá y seis hermanos) estamos sentados en un prado lleno de florecitas blancas a la orilla de la carretera, con rostros de alegría y felicidad pero que a mí me saben a frío intenso y entumecedor.
* Recuerdo más borrosamente mi primer viaje en tren, con mi rótulo y el miedo de desplazado que en aquella época ni sabíamos que lo tuviéramos y ni sabíamos que eso éramos, cuando en una de tantas paradas en innumerables estaciones conocí las putas de esos andenes y cafetines, donde ante mis ojos atónitos e infinitamente curiosos las mujeres decían "groserías", mi madre intentaba por todos los medios que no viéramos aquello, y además no supimos ni preguntarle las múltiples preguntas que nos rodaban por nuestra ignorancia (a mi hermano mayor y a mí): ¿Quiénes eran? ¿Por qué estaban levantadas a tan altas horas de la noche? ¿Por qué se vestían tan "feo"? ¿Por qué eran tan fumadoras? ¿Por qué tomaban trago? ¿Por qué se sentaban en las piernas de los señores? ¿Por qué aquellos eran o estaban borrachos? ¿Por qué las tocaban tan raro y tan brusco? ¿Por qué todos eran bigotones, barrigones y desdentados? Y no sé cuántas preguntas más que la vida creo me ha ido contestando.
* Recuerdo una rotonda central en aquel parque infantil donde aterrizaban los helicópteros militares con su ratatatatá, en los que nos contaban los mayores que algunas veces trajeron los cadáveres de los guerrilleros más famosos de aquella época en los 60's ensangrentados del norte del Tolima, y los paseaban por el pueblo frente a la población, menos los niños, para que hubiera "una alta dosis de escarmiento". Nombres como Desquite y Sangrenegra, pasaron muchas noches por mis pesadillas, y luego por acá en esta actualidad de soñador cuarentón cuasipoeta me he extraviado con las imágenes de sus cabezas indefinibles sobre un plato, como en aquella escena de la Historia Sagrada que nos contaban en el colegio. De allí recuerdo yo que los mayores decían que "por un pelito" se les había escapado un tal Tirofijo.
En fin, Amigos de la Poesía, en esta entrega me atreví, como en muchas anteriores ocasiones, a sacar de mi propia caja de Pandora la reconstrucción de algunos sucesos muy añejos, algunos "hitos" de muchos de mi niñez que de alguna manera se aparecen recurrentemente en mi memoria, especialmente cuando en las tardes de diciembre nos reunimos los hermanos, la mamá y el resto de parentela, a contar las miradas de cada quien, y hasta nos sorprende lo distintos que son hoy cada un d estos sucesos.
Sé que hay más entre los girones de mi memoria, que intentaré sacar al papel no sé si para exorcizarlos o para confrontarlos.”
Publicado para unos pocos “AMIGOS DE LA POESÍA”, por allá en Abril 19 de 2003,
como mi “ENTREGA Nº 37”
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