PIEL VIAJERA LA TUYA
Mi mirada devoradora
de juventudes perdidas
Mi sangre que enloquece
en el martirio de las tres
Te veo con tus pasos
y ese bamboleo hacia el mar
y me pregunto:
¿Por dónde se ha ido el sol
a pegarse en tu espalda
con las lunas por tu frente?
¿Es que sólo se puede naufragar
de vientos otoñales cuando se ve
la vela de tu pelo salvaje?
Es desde este atardecer
que creo que Dios existe...
porque flotas en mi mente
cada tarde de noviembre
Allí estás... hermosa
Así naciste... diosa
Francisco Pinzón Bedoya ©
2001
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