Apareció internet y la tecnología de almacenamiento de datos se volvió accesible y hasta libre para los comunes de los mortales, y se abrió de pronto el cielo para decir, para mostrar, para ser “ante el mundo” (así sólo sean lo ojos de quienes se asoman obligados) lo que se quiera. Entonces, se generó ese caldo de cultivo que son la bitácoras o los BLOGS, esos espacios personales donde cada uno tiene la libertad decir y de subir todo aquello “que le dé la real gana”. Se abrieron las compuertas de un mundo limitado hasta hace muy poco a los gomosos de “html” y a aquellos cuyos conocimientos se lo permitían, entonces, era una élite de personas que conocían cómo usar una herramienta mas muchas veces no sabían para que servía, entonces, llegó alguien y las puso en forma “amigable” para todos creando una generación espontánea de personas que queríamos expresarnos.
Ese deseo encierra calificativos que van desde banal hasta déficit, desde exhibicionismo hasta necedad, desde necesidad hasta fanfarronería, desde conspicuo hasta fabuloso, en fin, como dice alguien sobre el tema, hasta el mismo Sigmund Freud estaría revolcándose tratando de discernir sobre los motivos del “blogueador”.
Los blogs llegaron para quedarse y ya hay millones de ellos. Es un mundo virtual hecho a la medida de nadie y a la medida de todos. Los he visto –especialmente por mi preferencia- llenos de letras hermosas en sus contenidos y en coloridas ilustraciones, y otros no tanto. He visto que le permiten tanto al pequeño empresario hacer su publicidad al alcance de sus costos como a la señora que toda la vida ha hecho tejido de bolillo mostrar en fotos, imágenes y diagramas, lo que hace y lo que construye en su unicidad, y lo que quiere legar a otros para que su paso por el mundo alguien lo siga, es decir, enseñar lo que sus nietos nunca quisieron aprender. Los he visto llenos de los más estrambóticos gustos y hasta de los más recatados profesionales tratando de dar a conocer sus investigaciones sobre temas que pueden ir desde la influencia del latín y otras lenguas provenzales en este o aquel autor castellano del siglo XIII hasta quienes intentan timar a los incautos con pócimas para todos los dolores pasados, presentes y futuros. Los he visto como un vehiculo más de lo pornográfico y hasta de los vicios más innombrables y extravagantes, en temas que horrorizarían a propios y extraños de donde he salido corriendo. Los hay desde aquellos que sirven de vitrina para exhibir trofeos, "hobbies", promocionar deportes, reuniones de colegios o “proms”, clubes de la primera, segunda y tercera edad, poesía a la carta o no, promoción de ungüentos, calificación y descalificación de posturas, tendencias, partidos e ideas de carácter político… etc.
Y eso que mi mirada, estoy seguro, campea por los que están principalmente en español, algunos muy especializados en inglés y otros –los más sonoros- en portugués. Los Blogs rusos de fotografía son espléndidos, los blogs nórdicos de deportes extremos son excelentes, los blogs de mascotas son infinitos, en fin, hay tanta variedad como gustos humanos existan. De “las mil lenguas del mundo” no creo que haya alguna que no esté presente en la blogosfera, pues no creo que sólo haya permeado la atención de este universo que describo, sino que deben de haber muchos más universos donde ni siquiera me alcanza el poco tiempo disponible para ingresar. Por ejemplo, entiendo que hay blogs para hackers, para “curiosos de la informática”, para jugadores de azar, para hortelanos u horticultores, para profesores de ciencias exactas, para cienciólogos, para magos, para saltimbanquis y equilibristas, y para… toda la lista imaginable de actividades humanas. Entonces estamos frente a un fenómeno donde lo único que se necesita es ser un humano y tener conocimiento y acceso a internet para tener uno. ¿Es entonces esa la cristalización de ese mundo anhelado de la aldea global? ¿De las uniones y de las infinitas posibilidades? Nada hay más revolucionario en ese universo virtual. Qué importante saber que a pesar de que se han llamado “bengalas en manos de ciegos”, es la ventana para que las masas, en forma individual, dejen por un instante de serlo no importa si para su propio ego o para contagiar de su ego a los egos más cercanos y, de pronto, a los más lejanos.
Me gustó mucho, sobre este mismo tema, de Rolando Gabrielli su ensayo “Monologando en el desván de la blogsofera” (publicado por LETRALIA, en su edición de aniversario 12) cuando se atreve a proponer lo que debería ser un blog: “Un blog o bitácora debería ser una criatura sensible, infantil, llena de sentimientos, con los ojos abiertos y los brazos también, algo que no pese más que una pompa de jabón o una mota de algodón. No sé si existan los blogs o bitácoras pecosos, de mirada pícara de yo no fui. En la cadena montañosa de la información, con sus Himalayas, Kilimanjaro, Everest, Urales, Apalaches, los blogs o bitácoras son pequeños volcanes, más bien quitados de bulla, apagados y fugaces caminantes solitarios”, porque nos muestra que los blogs son el reflejo de la esperanza, de la ilusoria realidad de una luz de una estrella lejana, la luciérnaga que emitió luz en su infinitésimo antiguo y que aún todavía vemos, tal vez por accidente u otro azar buscado. Es ese sentir de que se puede dejar una huella misteriosamente ínfima para que otro ser pueda llegar a observar con arrobo y admiración como lo hace el astrónomo ante una estrella que murió hace millones de años pero que su luz ultima aún vive.
Además, la blogosfera está ahí y es un mundo con el que se puede interactuar. No es un ente pasivo ni hecho y terminado sino que se puede variar con tocarlo, es un poco el universo cuántico del alemán Max Planck hecho vida y evidente para manos y ojos profanos. Puede llegar a convertirse en el elemento vinculante de vida para blogueadores dispersos de todas las latitudes. Ojalá que en poesía sean cada vez más y que creemos una comunidad generosamente poética, donde los distingos de trofeos o estrellas o pergaminos brillen por su ausencia, y sea sólo la calidez del ser quien ilumine las interacciones. Algo fascinante que por fortuna me tocó en suerte disfrutar.
Francisco Pinzón Bedoya
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Se publicó el 29 de mayo de 2008 en el blog de la Editorial Letra Clara (España) como <"Digresión sobre la blogosfera”, por Francisco Pinzón Bedoya (desde Medellín)>
Palabras, imágenes, colores, nostalgias, algunas melancolías y algunos escritos, tan personales como mis ojos, están a su disposición... y a la sonrisa de quien se quiera reír con ellos, al grito de quien los quiera comentar...
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el mundo de la blogosfera es tela de araña desde la que interactúan personas de todo el mundo... no deja de ser revolucionaria esta forma de asociación/comunión de ideas e intereses, que trasciende divisiones geográficas y sociales
ResponderBorrarexcelente reflexión
un abrazo
Interesantísima tu reflexión. Me encontré absorta leyendo tus palabras.
ResponderBorrarUn beso grande y gracias por visitarme.