MUJER DE FUEGO
El asombro cifrado en su falda pequeña
con su libertad golondrina de silencios
y mi ominoso sabor de licor marrasquino,
pasaron raudos entre mi sangre y su presencia.
¡Qué mujer de fuego! ¡Qué mujer esbelta!
Ella era el engendro de mis vacuidades,
casi la leyenda tejida entre el opio
para mi cuerpo salmodiante y contrahecho,
que se debatía entre la angustia y la verdad
de esa figura preciosa... angelical.
Íbanse tras ella las miradas de miles
aunque en ese parque sólo éramos dos:
Su falda, su sonrisa, su aroma... y yo.
Traigo para ustedes aromas de un poema de hace casi
siete años...
que estaba oculto y creo que debía ya
nacer
TATATD hecheiyhmadu
Un bello poema. Me gustó muchísimo.
ResponderBorrarUn abrazo desde Buenos Aires!
7 años escondido??? es precioso.
ResponderBorrarMe encanta el final:
"aunque en ese parque sólo éramos dos:
Su falda, su sonrisa, su aroma... y yo."
Un saludo
Preciosa poesía.Muchas gracias por tu visita, volveré a pasar por aquí.
ResponderBorrarUn saludo.