Noviembre 27 2020
Era aún muy temprano. La calle todavía no se poblaba de sombras. El cielo amenazaba la vida con su rugido
cercano y las ominosas nubes grises, cargadas de agua. De súbito, el estruendo, mi perra alerta y
asustada. ¿Se nos caerá el techo?, nos
preguntábamos. En el patio, el golpeteo
feroz del granizo destrozaba una a una las flores, sus hojas. Nadie oyó el aullido de mi alma
sangrando. Me queda este sentimiento de
impotencia, el daño me muestra lo pequeños que seguimos siendo.
Francisco
Pinzón Bedoya
Somos tan pequeños ¿verdad?. Un simple estallido de lluvia y granizo tiene la facultad de destrozar la belleza pero, siempre existe un amanecer. La esperanza es nuestro equilibrio.
ResponderBorrarAbrazos
Tatiana, siempre habrá un mañana. Puede que para unos pocos, pero la tierra seguirá, aún después de nosotros.
BorrarLa imagen de la flor es sorprendente!! La naturaleza manda... abrazos.
ResponderBorrarGracias, Hanna. Un abrazo
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